Javier Milei llama a “la casta” sumarse a su proyecto ultra entre descalificaciones a sus adversarios
Milei promete dinero a las provincias a cambio de apoyo legislativo y pide “paciencia y confianza” a la población A los políticos les pidió “deponer los intereses particulares” en aras de un “Pacto de Mayo” —como llamó al acuerdo que pretende firmar en la ciudad de Córdoba el 25 de mayo— encaminado a liberalizar la economía argentina y reducir el Estado al mínimo. Entre los diez puntos de su proyecto ultraliberal destaca también la apertura comercial de Argentina y la obligatoriedad de tener cuentas con equilibrio fiscal. El Gobierno tiene una tarea titánica para sumar a la causa a los gobernadores de las provincias y a los legisladores opositores dada la desconfianza mutua y la gran polarización de Argentina. “Los invito, pero no creo que vengan”, dijo Milei casi al final de un discurso cargado de dardos contra ellos. La estrategia del palo y la zanahoria tuvo un destinatario claro: los gobernadores de las provincias argentinas, claves para decantar el voto de los legisladores de sus territorios. El oficialismo no controla ninguna de las 24 jurisdicciones del país y en las últimas semanas ha mantenido una guerra abierta con los gobernadores por la suspensión de transferencias millonarias. El mandatario de la provincia patagónica de Chubut, Nacho Torres, llegó a amenazar a Milei de interrumpir el suministro de gas y petróleo si no recibía los fondos retenidos. El presidente les ofrece dinero a cambio de un apoyo político que hasta ahora le ha sido esquivo. El momento más crítico en la relación de Milei con el Poder Legislativo fue el pasado 6 de febrero, cuando la Cámara de Diputados rechazó artículos clave de la ley con la que el Gobierno buscaba desguazar el Estado argentino. Conocida como ley ómnibus por su gran extensión, concedía poderes legislativos a Milei durante dos años, abría la puerta a la privatización de las empresas públicas e incluía reformas el sistema fiscal, tributario, educativo, sanitario y laboral, entre otros. Furioso por la derrota, Milei dio orden de retirar la iniciativa parlamentaria y se descargó a través de las redes sociales contra gobernadores y diputados. Aunque ha declarado que no necesita al Congreso para gobernar, la oferta de este viernes muestra lo contrario. Su partido, La Libertad Avanza, tiene una debilidad parlamentaria inédita desde el regreso de Argentina a la democracia: sus escaños representan el 15% de los diputados de la Cámara Baja (38 de un total de 257) y el 10% del Senado (7 de 72). Milei llegó al Congreso minutos antes acompañado de su hermana, Karina Milei, la persona de mayor confianza para el mandatario, hoy secretaria general de la Presidencia. Al final de las escalinatas, lo esperaba la vicepresidenta, Victoria Villarruel, quien un rato antes había abierto la sesión legislativa. Antes de pasar al atril y empezar a hablar, Milei firmó el libro de honor de la Cámara de Diputados, donde dejó manuscrito su consigna más repetida: “Viva la libertad carajo”. Después palmeó espaldas, apretó manos y besó. Empezó entonces a leer su discurso, que duró poco más de una hora.