Las elecciones más insípidas en la democracia reciente de la República Dominicana.
Por Ramón Luna Desde la caída de la dictadura del “Perínclito Varón”, hace casi 70 años, los dominicanos no habíamos tenido un proceso electoral tan insípido e hipoactivo. Faltando menos de un mes para que el pueblo vaya a las urnas, el Partido Revolucionario Moderno puede cantar bingo. En esta ocasión no ha sido necesario esperar al out 27 para que se terminé el partido, la oposición ya perdió por forfeit. Las encuestas pronostican un bolsón de gallera que dejará al viejo liderazgo liquidado y a los partidos tradicionales en cuidado intensivo. Más allá de los estudios demoscópicos el lenguaje corporal de los barrios y la sapiencia popular indican, que lo del 19 de mayo será un ciclón batatero. El impacto económico entre quienes hacen de las campañas políticas un negocio redondo está siendo letal. No hay carabaneo, el peseteo y bandereo que insufla vida al motoconcho y al tigueraje de los barrios está desaparecido en combate. Tampoco se contrata la confección de gorras, camisetas, banderolas o la impresión de vallas y afiches. La imagen miserable de dirigentes de la oposición vendiendose, cual prostitutas/os al mejor postor, se repiten día si y día tamabién. Mandaron la ideología de la liberación nacional y al profesor Bosh a la mierda. Nunca mejor dicho: entero mató a menuda. En el Partido Revolucionario Moderno no quieren un tránsfuga más. No hay cama pa’ tanta gente y está bueno de pelá, pa’ que otro chupe. ¡La lista de espera es tan larga, que en el partido hay quienes se ven en el círculo de espera hasta el 2028, y cuidao! Pero, “por larga que sea la espera, no será eterna.” Y esa espera, justamente esa, es la variable que empieza a preocupar a algunas cabezas pensantes en el partido de gobierno. Todos sabemos que muchos militantes procedentes del viejo Partido Revolucionario Dominicano, como el viejo hombre, quieren volver a sus andanzas: al caos, a los insultos, a las convenciones que terminaban a tiros y sillazos. Ya los proyectos presidenciales para el 2028 marchan a todo vapor y no sería una sorpresa que se presente hasta Chochueca. Una cosa es tener el derecho y otra, muy distinta, es tener las condiciones y el arte de encandilar al electorado. El 2028 es la verdadera prueba de fuego del PRM. Sería infantil pensar que en los próximos procesos el partido oficial lo tendrá tan fácil como ahora y es un reto mayúsculo gobernar un país con el control de casi todos los poderes. Calzarse las botas del actual presidente es tarea difícil. Luís es un político atípico y dejará el listón muy alto. La clase media alta que siempre despreció al Partido Revolucionario Dominicano y a José Francisco Peña Gómez, hoy se rinde a los pies del presidente. El político/empresario desterro los traumas que el PRD le causó al pueblo dominicano. Esa selva, que era una versión real de la lucha libre, metía miedo. Por tal razón, la militancia del PRM tiene que hilar fino en el 2028. De la calidad con la que se manejen los procesos internos de esas contiendas podría depender que el partido siga siendo el motor transformador de la nación dominicana o se convierta en el esperpento en el que terminó convertido el PRD. Aunque parezca una locura hablar del 2028 sin que se haya concretado el triunfo del 2024, no lo es. Si “20 años no es nada”, imagínate cuatro. Hay quienes están, hablo de ineptos y locoviejos, deseando ponerse el traje de “Prospero Mango Alto”, la Cartuchera de “Mundito” o las Estrellas de “Chapita”. Ojo con esos caballos desbocados, porque como dice la biblia: “Las zorras pequeñas echan a perder el ganado”.
Las elecciones más insípidas en la democracia reciente de la República Dominicana. Leer más »