JULIO DISLA En política, la relación entre individuos y las estructuras partidarias es fundamental para el éxito y la coherencia de cualquier organización. David Onelio Espaillat Campos no solo fue ejemplo de firmeza en los principios; sino que, además, aquel dirigente y personaje que podríamos situar en diversos contextos históricos y políticos, que representa la figura del militante disciplinado que comprende y acepta la necesidad del partido como instrumento fundamental para la conducción de las luchas de clases. En este articulo expondré las tensiones y las dinámicas entre individuo y el partido, tomando como referencia a Onelio Espaillat para ilustrar la importancia de la organización y, sobre todo, la disciplina partidaria sobre la unidad dentro de las estructuras partidarias. Porque Onelio Espaillat, desde que tuvo consciencia revolucionaria hasta que su corazón latió, pensó, trabajó y combatió por un Partido fuerte, monolítico, portador de las mejores cualidades y aspiraciones del pueblo trabajador, por un Partido leninista, revolucionario, internacionalista, marxista leninista; por un partido que fuera siempre joven por la edad de sus miembros y ágil de pensamiento; por un partido en cuyas filas formaran personas de altos valores morales. Los conceptos de Onelio Espaillat sobre el Partido se reflejaron en toda su actividad, y fueron plasmado de forma brillante en el acto de proclamación del nuevo nombre, cuando entregó a la historia la vieja denominación de Movimiento Popular Dominicano (MPD), y se asumió el nombre de Partido Comunista del Trabajo (PCT). Onelio era consciente de que no solo el factor objetivo era suficiente para que estallara la revolución, sino que hacía énfasis en el elemento subjetivo, la construcción del partido, para él, el punto de partida para dar solución a esa parte fue el Reencuentro de las dos facciones en que estuvo dividido el viejo Movimiento Popular Dominicano (MPD). Veía en el Partido un organismo vivo, en perpetuo desarrollo, capaz de responder a las situaciones que se crean en cualquier momento y a las tareas que se plantean en cualquier situación o proceso de la lucha social o política. “El fortalecimiento incesante en el terreno político, ideológico y organizativo del Partido lo concebía de manera dialéctica”. La figura de Onelio Onelio Espaillat fue el militante ideal, comprometido con los principios y las mejores causas de su partido. Su lealtad y disposición a cumplir las directrices de la organización hacen de su legado un ejemplo de disciplina partidaria. Onelio entendió que el éxito de cualquier proyecto político depende de la capacidad de sus miembros para trabajar juntos y adherirse a una estrategia común, incluso cuando esta pueda entrar en conflicto con sus intereses personales o puntos de vista individuales. La Disciplina Partidaria Los partidos políticos, sobre todo los revolucionarios proletarios, especialmente aquellos con agendas ambiciosas de transformación social, requieren de una fuerte cohesión interna. Por eso aquella explicación de Lenin que sin esa disciplina férrea y rayana los bolcheviques no se hubieran mantenido en el poder no solo dos años y medio, ni siquiera dos meses y medio. “Sin esa disciplina rigurosísima, en verdad férrea, como citaba Onelio Espaillat en su discurso del cambio de nombre, el Partido no tiene posibilidad de erigirse en el destacamento de vanguardia de la clase obrera dominicana”. La disciplina partidaria asegura que “todos los miembros del Partido remen en la misma dirección”, lo que es crucial para enfrentar a oponentes más poderosos y organizados. La Centralización de decisiones: Onelio Espaillat aceptaba como bueno y valido la centralización de un centro único de dirección, no compartido entre sí, que tomara decisiones por la dirección del Partido para mantener la coherencia y la efectividad de la política. Esto incluye la alineación con ciertas políticas, elección de candidatos a los organismos de dirección o la adopción de tácticas específicas. Sacrificio Personal: La figura de Onelio Espaillat simboliza también el sacrificio con el compromiso contraído con la revolución y el Partido, por eso, reivindicaba, que la vida debe estar dispuesta a sacrificar, cuando de los intereses de la organización se trata. Por eso la imagen de Onelio nos recuerda que el compromiso con una causa a menudo implica sacrificios personales. Ya sea dedicando tiempo, recursos o adaptando sus opiniones a la línea del Partido. Onelio entendió que estos sacrificios son necesarios para el bien común y el éxito de la revolución y la causa revolucionaria. También sobre la lucha ideológica o de clase al interior del partido, Onelio Espaillat nos legó buenas enseñanzas, cuando nos ilustra las tensiones o contradicciones inherentes entre la individualidad y la colectividad. Dice que, en ocasiones, las decisiones del Partido pueden entrar en conflicto con las convicciones personales e intereses de sus miembros. Subrayando entonces, que la “clave estaba en encontrar un equilibrio entre la lealtad y fidelidad al Partido y la expresión de la propia voz. Riesgo de Autoritarismo: “La necesidad de la disciplina y unidad no debe derivar en prácticas autoritarias. Es vital que las estructuras partidarias mantengan mecanismos democráticos internos que permitan la participación y el debate abierto, asegurando que las voces disidentes sean escuchadas y consideradas. La figura de Onelio Espaillat y la necesidad del Partido destacan la importancia de la disciplina y la unidad en la política. Mientras que los militantes y dirigentes como Onelio son esenciales para mantener la cohesión y la efectividad de la política de la organización, también es fundamental que el partido respete y promueva la participación democrática a lo interno. La relación entre el militante, el cuadro político y la estructura partidaria deben ser dinámicas, permitiendo la adaptación y evolución necesarias para enfrentar los desafíos contemporáneos. Solo así, partidos y militantes podrán trabajar juntos de manera eficaz para alcanzar sus objetivos supremos que es transformar la sociedad.