Umbral

3 de octubre de 2024

Dejan detenido a Jochi Gómez tras varias horas de interrogatorios en la Procuraduría

Es investigado por el contrato entre su empresa Transcore Latam y el Intrant y el sabotaje a la red de semáforos de la capital THIAGO ZORRILLA ACOSTA   La noche de este miércoles, la Procuraduría Especializada en Persecución de la Corrupción Administrativa (Pepca) tomó una decisión que podría transformar el panorama de la corrupción administrativa en la República Dominicana. El empresario José Ángel Gómez Canaán, conocido como Jochi Gómez, fue dejado en calidad de detenido tras más de cuatro horas de interrogatorio, en el marco de una investigación que involucra a su empresa, Transcore Latam. La inquietante noticia rompió la calma de la noche, cuando la confirmación del abogado de Gómez Canaán, Hirohito Reyes, inundó los medios de comunicación. Sin ofrecer muchos detalles sobre lo que había transcurrido durante las intensas horas de cuestionamiento, Reyes solo pudo confirmar que su cliente había sido oficialmente detenido, dejando al público y a los especialistas en derecho con más preguntas que respuestas. Un Contrato Controversial La investigación en torno a la figura de Gómez Canaán se centra en su vinculación con un acuerdo celebrado con el Instituto Nacional de Tránsito y Transporte Terrestre (Intrant) para operar la red semafórica del Gran Santo Domingo, un contrato que superó la cifra de 1,317 millones de pesos en junio de 2023. Sin embargo, este acuerdo fue anulado tras la detección de graves irregularidades en el proceso de adjudicación, lo que llevó a la Dirección General de Contrataciones Públicas (DGCP) a solicitar la intervención del Ministerio Público. Los problemas comenzaron cuando otros oferentes del proceso de licitación impugnaron la decisión, alegando que Transcore Latam no cumplía con los requisitos básicos y que, incluso, había falsificado documentos para obtener el contrato. Las alegaciones se tornaron más oscuras cuando la DGCP determinó que existían vicios significativos en el procedimiento, lo que llevó a la sanción de los funcionarios responsables del Intrant que participaron en la licitación y a la inhabilitación de Transcore Latam como proveedor del Estado. A pesar de la suspensión del contrato hace un año, la empresa continuó operando la red semafórica, generando una creciente preocupación entre las autoridades y la ciudadanía sobre la legitimidad de sus acciones. Caos en el Tráfico La situación escaló cuando, el 27, 28 y 29 de agosto de 2024, el sistema semafórico de la ciudad sufrió un grave colapso, generando un caos en el tránsito. El director del Intrant, Milton Morrison, no tardó en presentar acusaciones contra Gómez Canaán, insinuando que el exdudoso empresario podría estar detrás del sabotaje y solicitando al Ministerio Público que investigase a fondo las acciones atribuibles a él. José Ángel Gómez Canaán, en su defensa, recurrió a sus redes sociales para desmentir las acusaciones de sabotaje, lo que añade otra capa de tensión a esta complicada narrativa. Antecedentes y Controversias La figura de Jochi Gómez no es nueva en el ámbito de las controversias, ya que su nombre ha sido asociado en múltiples ocasiones con actividades delictivas. En 2019, fue acusado por el entonces presidente de la Cámara de Diputados, Rubén Maldonado, de haber orquestado un fraude a los equipos de voto automatizado en las elecciones primarias del Partido de la Liberación Dominicana (PLD). Este incidente, que afectó los resultados electoralmente significativos, marcó un oscuro pasaje en su historia. En 2012, Gómez había sido objeto de investigaciones por haber supuestamente hackeado 44 correos electrónicos de funcionarios y empresarios, lo que resultó en múltiples allanamientos y el apresamiento del empresario por robo de identidad y acceso ilícito a cuentas de correo electrónico. Estos antecedentes, sumados a la situación actual, presentan un patrón preocupante que alumbra la sombra de la corrupción y prácticas ilegales que parecen haberse normalizado en ciertos círculos de poder. La sociedad dominicana espera castigo sobre los casos de corrupción El arresto de José Ángel Gómez Canaán es una señal de que las aguas de la justicia pueden estar comenzando a moverse en dirección a los altos niveles de corrupción que afligen a la administración pública dominicana y se espera castigo para los culpables. Sin embargo, la pregunta que perdura en la mente de muchos es si este movimiento será suficiente para desmantelar las estructuras ilegales que han prosperado durante años y que millones de ciudadanos se movilizaron frente al anterior gobierno clamando contra los actos de corrupción del gobierno encabezado por Danilo Medina y el PLD. Mientras tanto, la sociedad dominicana observa atenta, siendo testigo de un proceso judicial que podría resultar decisivo no solo para la figura de Gómez Canaán, sino para la imagen de las instituciones encargadas de salvaguardar la ética y la transparencia en la gestión pública. La gran interrogante permanece: ¿serán finalmente llevados ante la justicia aquellos que han utilizado su poder para enriquecer sus bolsillos a expensas del bienestar colectivo? La respuesta dependerá de la capacidad del sistema judicial para actuar con valentía y determinación en los próximos meses.

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Arrestan a Hugo Beras exdirector del INTRANT

Laura Acosta se quejó de que no le permitieron estar presente en el allanamiento a la vivienda del exdirector del Intrant SERVICIOS UMBRAL.COM.DO    La noche del miércoles pasado, un silencio tenso se apoderó de la Torre Juan Antonio XVI, en el exclusivo sector de Piantini, Distrito Nacional. Hugo Beras, exdirector del Instituto Nacional de Tránsito y Transporte Terrestre (Intrant), fue arrestado en su vivienda durante un allanamiento que se extendió por más de dos horas, marcando un momento crucial en la creciente ola de investigaciones sobre corrupción en la administración pública. Los primeros indicios de la actividad policial comenzaron a vislumbrarse a las 8:00 p.m., cuando agentes del Ministerio Público se agruparon en la entrada del edificio, listos para llevar a cabo una operación que prometía desvelar la alargada sombra de irregularidades en la gestión de Beras. La tensión aumentó a medida que trascendía la información: un exfuncionario en la mira, vinculado a un contrato anulado por la Dirección General de Contrataciones Públicas, que comprometía la modernización de la red semafórica de Santo Domingo con la empresa Transcore Latam. Los vecinos, intrigados por la inusual actividad policial, intercambiaban miradas y susurros. La preocupación era palpable, pues el caso de Beras había captado la atención pública, convirtiéndose en un nuevo escándalo de corrupción en el gobierno de Luis Abinader y el PRM. Pero las complicaciones comenzaron cuando los agentes optaron por retirar a Beras del edificio por la zona del sótano de parqueos, en un intento por evitar la prensa. Este movimiento provocó preguntas y especulaciones sobre la gravedad de las acusaciones y el temor a las repercusiones mediáticas. Laura Acosta, abogada de Beras, salió minutos después, cargando no solo la frustración de su cliente, sino también la indignación por lo que describió como una serie de irregularidades en el procedimiento. Comenzó a hablar con los medios de comunicación y no se contuvo al calificar la actuación del Ministerio Público como una violación de la ley. “Nunca me permitieron ingresar a la vivienda durante el allanamiento”, lamentó, mientras trataba de contener su exasperación. Acosta indicó que, a pesar de que logró infiltrarse, el despliegue policial limitó su capacidad de defensa y vigilancia. En ese breve encuentro con la prensa, la abogada expuso que no le mostraron la orden de allanamiento ni la de arresto que, según Beras, había visto pero no firmado. Esta falta de transparencia alimentó la sensación de irregularidad que rodea el caso, avivando la indignación en un país que ha exigido desde hace tiempo un sistema de justicia más abierto y responsable. La razón detrás del allanamiento se asocia directamente con el polémico contrato firmado durante su gestión al frente del Intrant. Se trataba de un acuerdo para la modernización de los semáforos en Santo Domingo, un proyecto que, en su momento, prometía modernizar y facilitar la movilidad en la ciudad. Sin embargo, la anulación del contrato por presuntas irregularidades por parte de la Dirección General de Contrataciones Públicas ha dejado una estela de dudas sobre la integridad de la administración de Beras. Mientras tanto, los efectos de su arresto se divulgaban más allá de las paredes del edificio donde se efectuó el allanamiento y arresto de Hugo Beras. En las redes sociales, los ciudadanos expresaban su indignación por este supuesto nuevo acto de corrupción y su desconfianza en el final de este otro escándalo, marcando el debate del día sobre la ética en el servicio público. Beras, un nombre que durante su mandato estuvo rodeado de promesas de cambio, ahora se enfrenta a una batalla legal que no solo pondrá a prueba su inocencia, sino que también será un barómetro sobre la efectividad del sistema judicial dominicano en la lucha contra la corrupción. Cada minuto que discurre, el desenlace de esta historia se teje entre la esperanza de justicia y la desconexión de una ciudadanía que aún espera respuestas. Hugo Beras ha quedado atrapado en el laberinto de un sistema que, hasta el momento, ha mostrado ser menos accesible de lo que muchos desearían. Con su arresto, la administración pública se ve enfrentada a un nuevo reproche: la urgencia de una ética renovada, en un país que apela a la transparencia y a la rendición de cuentas.

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