Abinader, guardián del servilismo
LILIAN OVIEDO Cómodo, e incluso rentable, resulta repetir el estribillo de los medios al servicio del capitalismo y proclamar que María Corina Machado, con la careta de Edmundo González, ganó las elecciones en Venezuela. Sin embargo, como dice Bertolt Brecht al poner voz a Galileo Galilei, “el pensar es uno de los más grandes placeres de la raza humana”. Es irresistible la tentación de afirmar que la derecha venezolana sabía quiénes serían movilizados a votar y cómo se sacaría la cuenta del sufragio, y se torna difícil no preguntar por qué fueron insuficientes los cuantiosos recursos de que disponía ese sector para que sus dirigentes evitaran el alegado fraude. Ese grupo neofascista financiado y asesorado por Estados Unidos y por una parte del desencajado liderazgo europeo intenta readaptar a la nueva situación el quehacer conspirativo formando un gobierno paralelo para presentar como ilegítimo el que salió de las urnas y como legítima la agresión. El experimento con Juan Guaidó no tuvo éxito, y ahora lo reeditan con figuras de mayor proyección. La retención en centros imperialistas de recursos venezolanos y el apoyo logístico a grupos fascistoides dentro de Venezuela serían `oficializados` con la complicidad del poder mediático, pagado para no percibir el olor a sangre. Las declaraciones de Laura Richardson desde la jefatura del Comando Sur del Ejército de Estados Unidos, son elocuentes: “¿Por qué es importante esta región? Con todos sus ricos recursos y elementos de tierras raras, tienes el triángulo de litio, que hoy en día es necesario para la tecnología. El 60 % del litio del mundo está en el triángulo de litio: Argentina, Bolivia, Chile… Tienes los recursos de Venezuela también, con petróleo, cobre, oro…”, dice la generala. Pero el poder mediático trabaja para restar importancia a estas manifestaciones, porque tiene el encargo de despojar a los seres humanos de la facultad de pensar. El propio Brecht, en la primera mitad del siglo pasado, expresó que, más allá de discutir sobre la utilización de la radio para difundir el arte o del arte para hacer mejor la radio, hay que plantearse cómo utilizar el arte y la radio. Hoy, se impone buscar recursos para salvar el raciocinio ante el ataque directo de un poder mediático con medios de mucho mayor alcance que la radio. La Organización de Estados Americanos, OEA, ha tenido que bajar el tono a la denuncia de su secretario general, el desacreditado Luis Almagro, porque no puede minimizar el costo político de caminar descaradamente junto al fascismo y el neofascismo. Gobernantes como Gabriel Boric y Lula Da Silva mostraron sus sucios compromisos respondiendo de manera oportuna a la exigencia imperialista, pero esto solo sirve para mostrar como falaz la calificación de revolucionarios, izquierdistas y progresistas que el poder mediático insiste en imponerles. El momento es de definición. GUARDIANES DE LA INJUSTICIA Desde República Dominicana, hay que decir que el presidente Luis Abinader, quien el pasado lunes expresó que se propone convertirse en un guardián de la democracia, es, en realidad, un cancerbero del autoritarismo, porque preside un gobierno de élite que impulsa códigos misóginos y atrasados y ejerce una política exterior marcada por el entreguismo y por los dictados del neofascismo. ¿Qué puede esperarse de quien ha planteado en los foros internacionales que es pertinente y necesaria una ocupación en Haití? No le importa sumarse a la iniciativa que encabeza formalmente el ridículo Javier Milei, y se dejó colocar entre los solicitantes de una reunión en la OEA para rechazar el resultado de las elecciones en Venezuela. Abinader, como los presidentes de Argentina, Costa Rica, Ecuador, Guatemala, Panamá, Paraguay, Perú y Uruguay, solicitantes de esa reunión, no necesita presentación. Es conocido su compromiso en el accionar contra la autodeterminación de los pueblos y en la preservación del atraso político. Vergüenza debe causar a Lula el comunicado en el cual Milei le agradece la iniciativa de resguardar la embajada de Argentina en Venezuela ante las amenazas de “el dictador Maduro”. Entre politiqueros gobernantes y no gobernantes que forman un grupo de falsos progresistas, renegados que se mueven entre el disfraz y el descaro y traidores culpables de vender lo no vendible, hay que llamar la atención sobre el proyecto de fortalecer a la derecha en América Latina. Las sanciones contra Cuba y contra Venezuela, que seudoanalistas de los medios pretenden presentar como intrascendentes (quieren decir que es inocuo el neocolonialismo), son sanciones contra los pueblos, contra los anhelos de libertad y los proyectos de autodeterminación, y esa realidad es el marco de la agresión. Los episodios tienen protagonistas diversos con denominaciones clasificables, pero son solo episodios. El Brecht que no pierde vigencia, advierte: “En el momento de marchar, muchos no saben/ que su enemigo marcha al frente de ellos/ la voz que les manda /es la voz de su enemigo. /Quien habla del enemigo/ él mismo es enemigo”. ¿Hay mejor definición para el proyecto de María Corina Machado, sus manejadores y sus subalternos en Venezuela y para los gobernantes entreguistas? ¿La hay para los medios que forman el coro de la infamia colonialista? El ejercicio de pensar, además de humanamente placentero, es políticamente imprescindible… Eso sí, genera el deber de señalar con el dedo al enemigo y de despojarlo de sus disfraces.
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