POR JULIO DISLA El término “Frente Amplio” es utilizado en varios países de América Latina para describir coaliciones políticas que buscan una representación mas amplia y diversa de la sociedad. Sin embargo, las interpretaciones y aplicaciones de esta idea varían considerablemente según el contexto nacional. En este articulo exploraremos el surgimiento del Frente Amplio, el proceso de involución que se viene produciendo en los últimos años, para concluir sobre los resultados de su última participación del proceso electoral; con una candidata de lujo como la profesora María Teresa Cabrera. El Frente Amplio se fundó en el 2011 como una coalición de partidos de izquierda, que incluía socialistas, comunistas, demócratas y sectores independientes. Julián Serrulle era el portador de la denominación. Esta organización surgió en un contexto de la necesidad de una fuerza progresista y de izquierda, que tuviera como epicentro la incorporación de todos los sectores sociales de línea progresista y avanzada. El Frente Amplio no logró erigirse como una coalición de partidos y personas independientes, los intereses partidarios dificulto esa posibilidad, y hoy solo quedan los provenientes del Movimiento de Independencia, Unidad y Cambio (MIUCA). En el 2020, el Frente Amplio fue parte de una amplia alianza opositora que contribuyó a echar del poder al Partido de la liberación dominicana (PLD), y con ese hecho aportó en general una nueva ambientación política que, a su vez, provocara las condiciones para la transición necesaria para una nueva época histórica. El Frente Amplio jugó su papel en la operatividad y orientación de la coalición democrática que fue el eje fundamental en la movilización de sectores y opiniones democráticas en favor del cambio y que Luis Abinadel se alzó con la victoria. Con la asunción del Gobierno del PRM, muchos dirigentes del Frente Amplio pasaron a ocupar diferentes posiciones en la administración gubernamental, mejorando sustancialmente sus condiciones materiales y de ascenso social; disponiendo de ingresos económicos y otras condiciones, muy por encima de lo que aspiraban. Todo esto con sus secuelas en materia de confort, ocio, necesidad de lograr más y mejores cosas. No se crearon las condiciones ideológicas y políticas para la nueva situación de lo que se llamó “área de confort”, y que los dirigentes del Frente Amplio vuelvan a organizar y dirigir la lucha de las masas, para que esta organización mantuviera su esencia de un “partido de luchadores sociales y populares”. El Frente Amplio es una organización amplia y abierta a la participación de todos los dominicanos de bien, sus sectores organizados, los movimientos sociales, sindicales, populares, profesionales, empresarios medios, campesinos, barriales, religiosos, culturales, ecologistas, de educación popular, ciudadanos y otras expresiones de la sociedad civil. El local principal del Frente Amplio fue trasladado a una zona que desnaturaliza su esencia de organización popular, progresista y barrial. Su nicho fue trasformado en un habitad solitario, sin roces con los sectores sociales que son sus fuentes de crecimiento y desarrollo. El presidente del Frente Amplio, Juan Dionisio Rodríguez Restituyo concentraba demasiado poder en la organización y no tenía contrapeso. El Frente Amplio, como cualquier organización política, puede desnaturalizarse y perder su esencia desde dentro debido a factores internos, como la desconexión con los principios fundacionales, asumir políticas que contradicen sus valores originales para producir alianzas estratégicas, tomar decisiones basadas en las conveniencias de mantener beneficio a corto plazo en lugar de adherirse a sus principios fundamentales. El Frente Amplio, como organización progresista y de izquierda, está fundado en principios de justicia social, igualdad y representación amplia. Si la organización comienza a priorizar el mantenimiento de espacio de poder vulnerando estos principios se estaría desnaturalizando. La excesiva burocratización y centralización de la Comisión Ejecutiva produjo una desconexión con las bases del Partido y la ciudadanía en general, las decisiones se tomaban cada vez mas desde la cima y no se consideraban las voces de los militantes y simpatizantes, generando descontento y desconexión. El debilitamiento del compromiso con la democracia interna produjo una erosión de los mecanismos democráticos interno, tomando decisiones menos participativa y mas autoritaria por parte de la presidencia del Frente Amplio. El Frente Amplio, si quiere evitar desnaturalizarse y perder su esencia, debe mantener un equilibrio entre la fidelidad a sus principios fundacionales y la adaptación a nuevas realidades políticas y sociales. La cohesión interna, la transparencia, la democracia participativa y la conexión constante con sus bases son fundamentales para preservar su identidad y relevancia. Mantenerse fiel a sus valores mientras se adapta a los cambios es esencial para el éxito y la sostenibilidad a largo plazo de cualquier organización política.