El lucrativo negocio de la muerte
Por Ramón Luna Desde tiempos inmemoriales la muerte ha sido el más lucrativo de los negocios. Es tanto así, que en nombre de una vida más allá de la muerte se han constituido multinacionales religiosas que mueven ingentes sumas de dinero y han usado este pretexto para expropiar países e incluso continentes enteros. “Enarbolando a Cristo con su cruz los garrotazos fueron argumentos tan poderosos que los indios vivos se convirtieron en cristianos muertos” Pablo Neruda. El argumento siempre es el mismo: destruir al diferente en nombre de Dios, quien en su infinito “amor” nos ha dado el recurso de la guerra. Recurso que hemos elevado a la categoría de arte. Y mientras cantaban y bailaban, las mujeres repetían: “Mil hombres mató Saul, y diez mil mató David” 1 Samuel 18:7 Las multinacionales/maquinarias de liquidar infelices Lockheed Martin y General Dynamics, en las dos primeras semanas del genocidio de Israel contra Gaza, obtuvieron beneficios por más de 20 mil millones de dólares. Detrás de estas maquinas de matar indefensos hay miles de accionistas y entramados societarios a quienes les importa una mierda los que mueren ante la mirada indiferente de los dioses. El hambre/la extrema pobreza es otra herramienta que no falla, mientras miles de gazatíes son aniquilados tratando de conseguir agua, medicinas o alimentos, desde su idílica morada Dios le sigue enviando maná a Israel en forma misiles, F35 y otras artillerías pesadas. En latinoamérica el discurso de la lucha contra la pobreza es el favorito de la clase política. En nombre de combatir dicho flagelo, países exageramente ricos han perdido su soberanía. Las monumentales deudas, de prestamos que terminan en cuentas perticulares, no podrían ser pagados por los siglos de los siglos. Lo mismo se podría decir del negocio de la salud: otro botín de guerra. La pandemia puso de manifiesto hasta donde ha llegado la miseria humana. Hay ejemplos y ejemplos. En Madrid, capital del Reino de España, murieron en las residencias para envejecientes más de 7 mil ancianos abandonados y sin ningún tipo de asistencia. Mientras esto sucedía el novio y un hermano de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ganaban millones de euros haciendo negocios y defraudando al fisco con la venta de mascarillas. Investigaciones posteriores demostraron que unos 4 mil de estos ancianos pudieron haber sido salvados si la comunidad no hubiese promovido los protocolos de la vergüenza y hubiese cumplido con su obligación de proteger hasta el final a esos, que, según ella, “morirían como quiera”. Está la presidenta tan embriagada de poder, que decide quien vive y quien no en dicha comunidad. La lista se podría ampliar con otros ejemplos: la prostitución que mata a millones de mujeres en vida, el tráfico de sustancias ilicitas, la venta de medicinas y alcoholes adulterados. Pero hay uno que viene, sin llamar la atención, generando dinero por pila: Las noticias falsas/fake news y la pornografía por internet. Los bulos, con el contubernio de las grandes tecnológicas, se han convertido en una mina. Hay tantos estupidos dispuestos a comprar lo que sea, que a cada instante sale una oferta absurda de como hacerse rico en un plis plas, ofertas de felicidad y bienestar por el módico precio de un par de pesos y teorías de conspiración que de nada sirven, pero entretienen. La tierra es plana, las pirámides la construyeron extraterrestres, Pablo Escobar está vivo y muchas otras sandeces. El deepfakes y la “inteligencia artificial” son un binomio perfecto. Estas herramientas venden impunemente pornografía infantil, videos e imagenes adulteradas de personas que terminan viendo su dignidad arruinada sin tener idea de que han sido victimas de un montaje burdo. Muchos de estos negocios matan y son consumidos por gente que está muerta y ni siquiera lo saben. No se mueve nada en esta vorágine de las grandes fortunas que no esté económicamente calculado. Cada muerto tiene sus costes y sus beneficios, pero son más rentables cuando mueren en masa y en cortos periodos de tiempo. La puja es tan fuerte, que las grandes farmacéuticas les arrebataron a los gobiernos el asunto de la salud y la convirtieron en el más rentable de los negocios. En Estados Unidos a veces lo más barato es morirse y el Partido de la Asociación Nacional del Rifle ha demostrado que es más poderoso que el Partido Republicano y Democrata juntos. Lo llamativo de ese asunto es que los militantes del Partido de la Asociación Nacional del Rifle son los americanos que tirotean o son tiroteados por otros americanos. De algún lado proceden las armas que utilizan las pandillas que azotan a Haiti, los rebeldes que derrocan gobiernos en África y los ciudadanos que por un mal entendido matan a un vecino e incluso un amigo. Es una pena que, con el visto bueno del inútil y sus mensajeros, la muerte sea un negocio tan jugoso.
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