Umbral

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1 de abril de 2024

El estreno de su película ‘Capitán Avispa’ hace feliz a Juan Luis Guerra

Por Julio Guzmán Acosta La incursión de Juan Luis Guerra en el mundo del cine con “Capitán Avispa” marca un hito en su carrera, demostrando su versatilidad y pasión por las artes más allá de la música. La colaboración con figuras destacadas como Luis Fonsi y Joy Huerta añade un brillo especial a esta producción, que promete ser una experiencia única para los espectadores. La animación, un medio que permite la convergencia de diversas formas de expresión artística, se enriquece con la inclusión de talentos dominicanos, lo que subraya la importancia de la representación cultural en el cine. La ausencia de Juanes en la rueda de prensa no disminuye el entusiasmo que rodea al lanzamiento de la película, ya que la presencia de otros artistas y el apoyo familiar, como el de su hijo Jean Gabriel, aseguran un ambiente de celebración y expectativa. La gratitud expresada por Guerra hacia sus colegas refleja la camaradería y el respeto mutuo entre los artistas, elementos esenciales para la creación de una obra colectiva. La dirección compartida entre Jean Gabriel y Jonnathan Meléndez sugiere una dinámica de trabajo en equipo y una visión compartida, aspectos cruciales para el éxito de cualquier proyecto cinematográfico. La elección de Caribbean Cinemas en Downtown Center como lugar para la exhibición privada indica una preferencia por espacios que apoyan la industria del cine local, fomentando así la economía creativa de la región. El éxito posible de”Capitán Avispa” no solo se debe a su elenco estelar, sino también a la promesa de una narrativa envolvente y una calidad de producción que podría establecer nuevos estándares para el cine de animación en la República Dominicana. Este proyecto puede ser un catalizador para futuras colaboraciones entre artistas de diferentes disciplinas, impulsando la innovación y la diversidad en las artes. La participación de figuras reconocidas internacionalmente y talentos locales en “Capitán Avispa” es un testimonio del potencial ilimitado que surge cuando la creatividad trasciende fronteras y se celebra la cultura en todas sus formas.

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Exembajador de EE. UU. en Haití pide intervenir en el país caribeño

James B. Foley, cuando era el embajador de EEUU en Haiti. Sin la cobertura militar de EE. UU., según James B. Foley, duda que logren siquiera entrar en Haití los soldados y policías de los países que integrarán la fuerza internacional decidida por la ONU. SERVICIOS UMBRAL.COM.DO James B. Foley, que fue embajador de Estados Unidos en Haití entre los años 2003 y 2005, opinó que las tropas de su país “tendrán que intervenir” en la nación caribeña como lo hicieron hace veinte años cuando sacaron del poder a Jean-Bertrand Aristide y evitaron, opinó, “peores resultados”. Sin la cobertura militar de EE. UU., Foley dijo dudar de que logren siquiera entrar en Haití los soldados y policías de la fuerza internacional decidida por la ONU. De no cambiar la actual resistencia de EEUU a enviar tropas a Haití, algo que la generala a cargo del Comando Sur dijo recientemente que sería cosa de horas con la autorización de Washington, la Casa Blanca estaría escenificando “una ruptura extraordinaria con el enfoque estadounidense hacia el Caribe desde finales del siglo XIX”, apuntó el exembajador en un artículo de opinión publicado en el Washington Post y del cual UMBBRAL.COM.DO ha realizado la siguiente crónica periodística. Haití es una historia que parece repetirse y al mismo tiempo empeora inexorablemente con el tiempo. La reciente reunión del secretario de Estado Antony Blinken en Jamaica con líderes políticos y de la sociedad civil haitianos rebeldes recordó un momento similar cuando yo era embajador de Estados Unidos en Haití hace 20 años. En aquel entonces, los peores resultados se evitaron mediante una intervención decisiva de Estados Unidos. La crisis actual también podría requerirlo. A finales de febrero de 2004, Puerto Príncipe estaba sumido en el caos. Las bandas criminales leales al entonces presidente Jean-Bertrand Aristide estaban arrasando, incluso cuando una banda heterogénea de ex matones militares liderados por el señor de la guerra Guy Philippe presionaba la capital, buscando derrocar al gobierno. En un último intento por forjar un compromiso entre la oposición y Aristide, dispuse que el secretario de Estado Colin Powell me convocara a una reunión con jefes de partidos políticos y representantes de la sociedad civil. La apasionada promesa de Powell de apoyo estadounidense fue rotundamente rechazada. A partir de ese momento, mi objetivo fue frustrar los designios de quienes estaban en la sala (ahora obviamente alineados con las fuerzas rebeldes que se aproximaban) y al mismo tiempo presionar a Aristide para que controlara a sus bandas ilegales. Un baño de sangre parecía inminente. No estaba del todo claro qué bando prevalecería, ni si algún gobierno que surgiera de la carnicería sería uno que la comunidad internacional pudiera reconocer y apoyar. Aristide finalmente perdió los nervios y se puso en contacto conmigo para solicitar a Estados Unidos que organizara su fuga del país. Luego flanqueamos a los golpistas facilitando la toma de juramento de su sucesor constitucional como presidente. Pero fue solo gracias a la oportuna llegada de unos 2.000 marines estadounidenses que se evitó la anarquía y se estableció un gobierno interino en un proceso dirigido por haitianos. La disfunción de Haití es una condición permanente que continúa imponiendo fuerza en la agenda de los formuladores de políticas estadounidenses. Una y otra vez, se enfrentan a una realidad que es casi imposible de comprender para los de fuera. En la cultura política de Haití, la confianza y la voluntad de llegar a acuerdos son prácticamente inexistentes, y los actores políticos están atrapados en una interminable lucha por el poder. En un país que sufre un enorme desajuste entre la capacidad del Estado y las necesidades de la sociedad, las cuestiones de gobernabilidad están sorprendentemente ausentes de la agenda política. Incluso para un actor externo tan poderoso como Estados Unidos, Haití es un cementerio natural para las políticas mejor intencionadas. EE. UU. después de apoyar al “irresponsable Ariel Henry” Hoy, Washington está una vez más tratando desesperadamente de armar un acuerdo político de transición, después de haber apoyado durante demasiado tiempo al irresponsable Ariel Henry como primer ministro. Se trata de una carrera contra el tiempo y, en mi opinión, es poco probable que tenga éxito, o incluso que las fuerzas de seguridad internacionales entren en el país, sin que cuenten con la cobertura militar estadounidense. Sin embargo, la administración Biden parece decidida a evitar participar en cualquier misión de seguridad internacional en Haití, incluso cuando acecha la hambruna y se está erradicando lo que queda de instituciones estatales e infraestructura pública. Esto representa una ruptura extraordinaria con el enfoque estadounidense hacia el Caribe desde finales del siglo XIX. La decisión probablemente esté siendo impulsada por las abrumadoras demandas y posibles contingencias que enfrentan las fuerzas militares estadounidenses en Europa, Asia y Medio Oriente. Pero si bien un Estados Unidos sobrecargado podría necesitar reconfigurar su postura global, retirarse del hemisferio occidental siempre será imposible. Entre los muchos errores y fracasos de la comunidad internacional a lo largo de décadas, quizás ninguno haya sido más fatídico que la decisión, apoyada por la administración Trump, de retirar todo el personal militar y policial de la ONU de Haití entre 2017 y 2019. La ausencia de una fuerza de seguridad haitiana creíble condujo al colapso progresivo de las instituciones estatales y abrió la puerta a la anarquía que ahora se apodera del país. ¿Soluciones haitianas? En la crisis actual, muchos piden soluciones lideradas por haitianos o incluso solo haitianas, pero esto no es realista en vista de la situación de seguridad. La fuerza policial de Haití, superada en armas y número, ha luchado valientemente para preservar el Estado, pero es posible que no resista contra las bandas criminales que recientemente han formado una alianza para tomar el poder. En estas terribles circunstancias, es extremadamente difícil imaginar cómo se puede formar un gobierno interino legítimo. Es más probable que Philippe, a quien Washington devolvió inexplicablemente a Haití hace cuatro meses después de cumplir una sentencia federal por lavado de dinero relacionado con las drogas, tenga éxito donde se quedó corto

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Educación y soberanía económica

Por María Teresa Cabrera El punto de partida de nuestra propuesta de gobierno tiene dos elementos fundamentales, el primero es que nos planteamos abrir una época política nueva en el país, y el segundo, que podemos avanzar con la educación como base y eje transversal de las políticas públicas. Es en estos entendidos que asumimos el compromiso de impulsar políticas públicas para potenciar la economía como un sustento básico de la soberanía nacional. Para nosotros la soberanía nacional está estrechamente relacionada con la economía, con la producción nacional tanto a nivel industrial y agropecuario como de los servicios en general. Y es por eso, que tenemos la visión de que la República Dominicana tiene que zafarse de la línea de “las ventajas comparativas” impuesta por los países económica y políticamente poderosos; que orienta a países como el nuestro a especializar su economía en algunos rubros que pudieran exportar, e importar precisamente las mercancías y bienes que aquellos poderosos producen en masa e inundan el mercado local a precios competitivos. Conforme a la línea de las “ventajas comparativas”, en algún momento el país hubo de dedicarse a producir azúcar, luego hasta piñas y melones, y hoy las zonas francas y el turismo constituyen el eje central de nuestra economía. En general el país produce dólares para comprar importaciones, y de ese modo, los grandes beneficiarios del modelo económico dominicano son los empresarios extranjeros que producen y venden lo que en importaciones compramos. Así no debe ser. Es preciso darnos cuanto antes un rumbo nacional e iniciar un proceso mediante el cual se articulen todas las áreas de la economía nacional, industria, agricultura, y servicios, con el objetivo de lograr el desarrollo nacional soberano, en democracia, progreso, y en relaciones libres, de intercambio y beneficios recíprocos, con todos los países. En este sentido consideramos que, en las condiciones del país, hay que iniciar por convertir la agroindustria en el eje principal de la economía nacional, articularlo con los servicios, la agricultura y el turismo, en perspectiva de crear condiciones para luego seguir desarrollando la industria. La producción agropecuaria, en muchos de cuyos rublos el país anda bien; debe derivar en una agroindustria potente y diversa, que genere empleos en todas las regiones, y produzca para un mercado nacional que debe contribuir a desarrollar; además de ampliar las exportaciones del país. En este entendido, la educación vendría a desempeñar un papel de primer orden. Porque será necesario formar los profesionales y técnicos que sustenten ese proyecto de país.  Un particular interés deberá centrar la atención en desarrollar una plataforma educativa que aporte una amplia comunidad de profesionales dedicados a la investigación y la innovación que permitan descubrir y desarrollar cada vez nuevas líneas de producción de bienes y mercancías a precios competitivos. Complementada por técnicos medios, y en general por la calificación de una fuerza laboral que responda a los requerimientos de la producción. La educación dominicana deberá corresponder a la necesidad de desarrollar la investigación e innovación, y la calificación de una amplia fuerza laboral. Los modelos económicos que se han instalado en el país condujeron en general a la formación para el empleo, a ese fin, por ejemplo, fue concebido el plan de reforma en los años de 1970; y muy poco casi nada, se preocuparon por la investigación y la innovación. El desarrollo precisa de una fuerza laboral calificada para responder a una diversidad de líneas de producción; pero requiere sustancialmente de una comunidad de investigadores e innovadores, que descubran, inventen; exploren posibilidades de producción diversa y competitiva, y los mercados posibles para las mismas. En los niveles educativos pre y universitario, deberán producirse las reformas curriculares necesarias a esa visión, y en cada uno de estos, tendrían que haber los laboratorios, centros de investigación- experimentación, y los institutos que la misma reclama. En tales condiciones se podría prefigurar el surgimiento de ciudades inteligentes en diversas regiones del país, donde se instalen comunidades de investigadores y desarrolladores de tecnologías apropiadas, rodeados de laboratorios, centros tecnológicos e institutos. Hacia esos propósitos debió orientarse el 4 % que conquistó el pueblo para la educación preuniversitaria, pero, lograr eficiencia y eficacia en el uso de esos recursos para un plan de desarrollo nacional, es una tarea pendiente. Igual que en esa bonita experiencia de lucha, me visualizo siendo parte de un nuevo esfuerzo para conquistar entre el 1- 2% del PIB adicional para financiar a la UASD y otras universidades, así como a iniciativas públicas y de alianzas estratégicas público- empresariales, público- comunitarias y/o público asociativas, en proyectos para investigación y desarrollo. En esta visión, la soberanía nacional tendría un asiento fuerte, y dejaría de ser la intención en una frase.

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Papa Francisco llamó a la fraternidad en su bendición Urbi et Orbi

Ciudad del Vaticano, 31 mar (Prensa Latina) En su mensaje a la Ciudad y al Mundo (Urbi et Orbi) el papa Francisco expresó hoy que la paz no se construye nunca con las armas, sino tendiendo las manos y abriendo el corazón. PRENSA LATINA El sumo pontífice llamó a encontrar “el camino de la paz, de la reconciliación, de la fraternidad”, durante su bendición Urbi et Orbi, pronunciada al mediodía de este Domingo de Pascuas, pocos minutos después de concluida la Santa Misa, presidida por él. Dirigió su pensamiento a “las víctimas de tantos conflictos” y en particular se refirió a las “martirizadas poblaciones” en guerras como las de Ucrania y Palestina, y reiteró su llamado a la posibilidad de acceso de ayuda humanitaria a la Franja de Gaza, donde debido a los ataques de Israel ya murieron más de 32 mil personas. Pidió que no se permita que las hostilidades en curso continúen afectando a la población civil, especialmente a los infantes y lamentó “cuanto sufrimiento vemos en los ojos de los niños” quienes, según dijo, han olvidado sonreír” y “nos preguntan con su mirada porque tanta muerte y destrucción”. Reiteró que la guerra es siempre un absurdo y una derrota, a la vez que pidió la liberación de los rehenes secuestrados por Hamás el 7 de octubre de 2023, así como al intercambio general de todos los prisioneros entre Rusia y Ucrania. Hizo alusión además a Siria, “que lleva trece años sufriendo las consecuencias de una guerra larga y devastadora” así como al Líbano, afectado por una crisis agravada por la compleja situación en su frontera con Israel. Habló sobre el proceso de integración en los Balcanes Occidentales, a pesar de sus diferencias étnicas, culturales y confesionales, así como a las conversaciones entra Armenia y Azerbaiyán, y deseó que “con el apoyo de la comunidad internacional puedan continuar el dialogo y llegar a un definitivo acuerdo de paz”. Demandó el cese de la violencia en Haití para que ese país “pueda progresar en el camino de la democracia y la fraternidad, y también se pronunció sobre la crisis humanitaria de lo rohingyas y pidió que se abra el camino de reconciliación en Myanmar. En cuanto al continente africano, enumeró problemas en la región de Sahel, en la República Democrática del Congo y en otras naciones de esa región. Finalmente, el papa Francisco reflexionó sobre “con cuanta frecuencia se desprecia el bien precioso de la vida” sobre “cuantos mueren de hambre, carecen de cuidados esenciales o son víctimas de abusos y violencias”, así como deploró “el creciente comercio de seres humanos” y exhortó a acciones de “quienes tienen responsabilidades políticas”.

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El PIB se mantendrá en 5.00 % este año según el gobierno

SERVICIOS UMBRAL.COM.DO El informe “Panorama macroeconómico 2024-2028” del Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo de la República Dominicana ofrece una visión detallada y optimista del futuro económico del país. Se anticipa que el Producto Interno Bruto (PIB) continuará su expansión alineado con su potencial de crecimiento del 5.00%, lo que representa un incremento significativo y refleja la recuperación económica en curso. Esta proyección se basa en la efectividad de las políticas monetarias y fiscales implementadas, que han tenido un impacto positivo en la economía desde la segunda mitad de 2023. El informe también destaca la importancia de mantener la inflación dentro del rango meta establecido por el Banco Central, y señala que, aunque las presiones inflacionarias sobre los precios de las materias primas han disminuido, es crucial estar vigilantes ante cualquier posible resurgimiento. Para el cierre de 2024, se espera que la inflación promedio se sitúe en un 3.70%, lo que indica una tendencia a la baja en comparación con las estimaciones previas. Mirando hacia el futuro, el informe proyecta que la inflación para el año 2025 se mantendrá estable en un 4.00%, tanto al cierre del año como en promedio. Además, se espera que el deflactor del PIB muestre un crecimiento interanual del 4.00% para 2024 y 2025, lo que resultaría en un aumento del PIB nominal del 9.20% para ambos años, manteniendo así la estabilidad y el crecimiento económico. En cuanto al tipo de cambio, se prevé que el promedio de las entidades de intermediación financiera sea de RD$60.27 por dólar en 2024, lo que indica una depreciación interanual del 7.30%. Este cambio representa un ajuste mínimo pero notable en comparación con las proyecciones anteriores, y es un factor clave a considerar en el análisis económico y la planificación financiera. En resumen, el “Panorama macroeconómico 2024-2028” proporciona una base sólida para el optimismo cauteloso, subrayando la resiliencia de la economía dominicana y la eficacia de las medidas adoptadas para asegurar su crecimiento sostenido y estable. Con estas proyecciones, la República Dominicana se posiciona para continuar su trayectoria de desarrollo económico y estabilidad en los próximos años.

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