Por Theo N. Guzmán
La ministra de Economía británica, Rachel Reeves, ha presentado este miércoles un ambicioso plan fiscal que implica un aumento significativo de impuestos, con el objetivo de recaudar 40,000 millones de libras (casi 50,000 millones de euros) en el primer presupuesto del Estado del Gobierno laborista desde su llegada al poder en julio. En un discurso ante la Cámara de los Comunes, Reeves subrayó la necesidad de eliminar el déficit presupuestario heredado de 22,000 millones de libras (26,340 millones de euros) de la administración conservadora y de cumplir con promesas pendientes que carecían de financiación.
Entre las prioridades de este nuevo presupuesto, la ministra anunció una inversión de 11,800 millones de libras (14,124 millones de euros) destinada a compensar a las víctimas de un escándalo de transfusiones de sangre contaminadas en la década de 1970, así como 1,800 millones de libras (2,155 millones de euros) para indemnizar a los directores de estafetas de correos que fueron acusados injustamente de fraude.
Con el fin de alcanzar estas metas, el plan fiscal incluye un incremento de la contribución a la seguridad social de las empresas, que pasará del 13,8 % al 15 % a partir de abril. Además, se reducirá el umbral salarial a partir del cual las empresas deben pagar esta cotización, lo que se espera que genere ingresos adicionales de 25,000 millones de libras (30,000 millones de euros) anuales.
“Es una decisión difícil, pero es la correcta”, afirmó Reeves, quien también anunció una rebaja del 40 % en las tasas sobre locales comerciales en los sectores minorista, de ocio y hostelería, así como una reducción en el impuesto sobre las bebidas alcohólicas de barril. Por otro lado, se incrementará el impuesto sobre las ganancias de capital, que pasará del 10 % al 18 % en la banda inferior y del 20 % al 24 % en la superior, aunque se mantendrá sin cambios para la venta de viviendas.
A pesar de estos aumentos, la ministra enfatizó que el impuesto sobre las ganancias de capital seguirá siendo el más bajo en comparación con otros países europeos del G7. Además, se comprometió a mantener el impuesto de sociedades en el 25 % y a abolir el régimen de ‘no domiciliados’, que eximía a los millonarios con residencia fiscal en el extranjero de pagar impuestos en el Reino Unido.
En un movimiento que podría generar controversia, Reeves anunció que la tasa sobre los beneficios de las empresas de hidrocarburos se elevará al 38 %, aunque el impuesto sobre la gasolina será congelado, una medida que afecta directamente a los trabajadores.
La ministra, quien se ha convertido en la primera mujer en ocupar este cargo, también destacó nuevas inversiones en el presupuesto de defensa, que contará con 2,900 millones de libras (3,475 millones de euros) para alcanzar un 2,5 % del producto interior bruto (PIB) y 3,000 millones (3,600 millones de euros) adicionales en apoyo militar a Ucrania.
Finalmente, Reeves confirmó que, a partir de abril, el sueldo mínimo nacional para mayores de 20 años se elevará un 6,7 %, pasando de 11,44 a 12,21 libras por hora (de 13,76 a 14,68 euros), y el salario por hora para jóvenes entre 18 y 20 años aumentará de 8,6 a 10 libras (de 10,34 a 12,03 euros).
Este primer presupuesto laborista marca un giro significativo en la política económica del Reino Unido, con un enfoque en la justicia social y la responsabilidad fiscal, aunque no sin la controversia que suelen generar los aumentos impositivos en tiempos de incertidumbre económica. La respuesta de la oposición y de los ciudadanos será crucial para determinar el impacto de estas medidas en la próxima fase del Gobierno de Reeves.