Por Servicios Umbral.com.do
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, cumplió este lunes su amenaza de suspender toda la ayuda militar a Ucrania, incluyendo la que ya estaba comprometida o en camino al país europeo. La decisión, tomada a última hora del día, marca un nuevo giro en la estrategia de Trump para buscar la paz en Ucrania, aunque ello implique acercarse a las demandas de Rusia y dejar a Ucrania en una posición vulnerable.
La medida no sorprende tras el tenso encuentro que Trump mantuvo el pasado viernes en el Despacho Oval con el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski. Según una fuente de la Casa Blanca citada por varios medios estadounidenses, Trump busca asegurarse de que «todos nuestros socios estén comprometidos con el objetivo de la paz». Por ello, se ha decidido «poner en pausa [la ayuda militar] y revisarla para garantizar que contribuya a una solución».
La suspensión afecta incluso al armamento y equipamiento que ya se encontraba en Polonia, listo para ser entregado a Ucrania, según informó la cadena Fox News, cercana a la Administración Trump. La fuente de la Casa Blanca añadió que esta decisión es «una respuesta directa» a lo que Trump considera un «mal comportamiento de Zelenski» y forma parte de una estrategia de presión sobre el gobierno ucraniano.
Tensión entre Trump y Zelenski
La decisión de Trump es la primera consecuencia visible del enfrentamiento que ambos mandatarios mantuvieron el viernes en la Casa Blanca, un episodio que fue seguido en directo por todo el mundo. Este lunes, tras reunirse con su equipo, incluidos el secretario de Estado, Marco Rubio, y el secretario de Defensa, Pete Hegseth, Trump optó por paralizar la ayuda militar a Ucrania.
Horas antes, el presidente estadounidense había lanzado una advertencia a Zelenski a través de su red social Truth Social, sugiriendo que la oposición del líder ucraniano a un acuerdo rápido con Moscú podría costarle el cargo. «Tal vez alguien no quiere llegar a un acuerdo, y si alguien no quiere hacerlo, creo que esa persona no estará por aquí mucho tiempo», escribió Trump, añadiendo que «Rusia quiere llegar a un acuerdo».
Zelenski, alineado con la Unión Europea, se ha mostrado reacio a aceptar un acuerdo rápido y sin condiciones que podría interpretarse como una capitulación ante Rusia. El presidente ucraniano exige «garantías de seguridad», pero Trump no parece dispuesto a hacer concesiones, ofreciendo un ultimátum: «lo tomas o lo dejas».
Rusia aplaude la decisión
La medida de Trump ha sido bien recibida por Rusia. Dmitri Peskov, portavoz del presidente Vladimir Putin, afirmó que la suspensión de la ayuda militar podría impulsar a Kiev a participar en el proceso de paz. «Es una decisión que, efectivamente, puede empujar al régimen de Kiev a [participar en] un proceso de paz», declaró Peskov en su rueda de prensa telefónica diaria.
Aunque el portavoz ruso se mostró cauteloso y pidió esperar a la confirmación oficial de la decisión, subrayó que este anuncio «es el mayor aporte a la causa de la paz». Peskov recordó que Estados Unidos ha sido el mayor proveedor de asistencia militar a Ucrania desde el inicio de la guerra hace tres años.
Putin ha acusado repetidamente a los países de la OTAN de prolongar el conflicto y el sufrimiento del pueblo ucraniano a través de sus suministros militares. Con esta decisión, Trump parece alinearse, al menos en parte, con la postura rusa, lo que podría tener implicaciones significativas para el futuro de Ucrania y las relaciones internacionales en la región.
¿Un cambio de rumbo en la política exterior de EE.UU.?
La decisión de Trump ha generado preocupación entre aliados de Ucrania y ha sido interpretada como un intento de presionar a Zelenski para que acepte un acuerdo de paz favorable a Rusia. Mientras tanto, el presidente ucraniano se mantiene firme en su postura, exigiendo garantías de seguridad antes de cualquier negociación.
El futuro de la relación entre Estados Unidos y Ucrania, así como el papel de Trump en el conflicto, sigue siendo incierto. Lo que está claro es que esta decisión marca un punto de inflexión en la política exterior estadounidense y podría tener repercusiones duraderas en la geopolítica global.