La presidenta de México y el presidente de Estados Unidos representan un contraste histórico en personalidad, estilo y visión política, pero están obligados a trabajar juntos en temas cruciales para ambos países.
Por Thiago Zorrilla Acosta
En la larga y compleja historia que une a México y Estados Unidos, nunca antes habían coincidido dos líderes tan diametralmente opuestos como Claudia Sheinbaum y Donald Trump. Ella, una científica de temple sereno y métodos rigurosos; él, un magnate televisivo que cuestiona la ciencia y usa la sorpresa como herramienta política. Ambos representan visiones del mundo antagónicas, pero están destinados a entenderse en una relación bilateral que define el futuro de América del Norte.
Contrastes que definen una era
Claudia Sheinbaum, presidenta de México desde 2024, es una académica con una carrera dedicada a la investigación científica y la gestión pública. Su estilo es metódico, basado en datos y con un enfoque en la justicia social. Por otro lado, Donald Trump, reelegido para un segundo mandato en 2024, es un empresario que construyó su imagen en la televisión y la política a través de la controversia, el nacionalismo y un discurso populista que desafía las convenciones.
«No se me ocurren dos personalidades más diferentes», afirma Michael Shifter, analista y expresidente del Diálogo Interamericano, un centro de pensamiento en Washington. «Y ninguna parte tiene la opción de evadir a la otra. Están obligados a tratarse porque hay mucho en juego».
Aunque ambos líderes comparten algunos rasgos, como el uso del nacionalismo y la crítica a las élites tradicionales, sus enfoques no podrían ser más distintos. Sheinbaum apuesta por el multilateralismo y la cooperación internacional, mientras que Trump ha retirado a Estados Unidos de organismos globales como la Organización Mundial de la Salud y el Acuerdo de París sobre el clima.
Migración: El tema más candente
Uno de los temas más urgentes en la agenda bilateral es la migración. Sheinbaum ha propuesto políticas de acogida, como becas y bonos de asistencia social para migrantes internacionales, en contraste con la agenda agresiva de Trump, quien considera a los migrantes un problema económico y ha impulsado redadas y deportaciones masivas.
Mientras otros líderes latinoamericanos, como Gustavo Petro de Colombia, han respondido con retórica confrontativa a las políticas de Trump, Sheinbaum ha mantenido una postura serena. «Por supuesto no estamos de acuerdo», dijo la presidenta mexicana cuando Trump anunció redadas en iglesias y escuelas. Sin embargo, ha evitado escalar tensiones, priorizando la gestión de riesgos y la preparación ante posibles crisis.
Economía y comercio: Proteccionismo vs. apertura
En el ámbito económico, las diferencias son igualmente profundas. Sheinbaum ha impulsado un plan para revitalizar las industrias mexicanas y atraer inversión extranjera, mientras que Trump ha adoptado un enfoque proteccionista, amenazando con aumentar los aranceles a las importaciones y revisar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
A pesar de las amenazas de Trump, Sheinbaum ha respondido con calma y preparación. «No creo que vaya a pasar», dijo sobre la posibilidad de nuevos aranceles, «pero tenemos planes A, B y C para responder». Su enfoque refleja su estilo: meticuloso, basado en datos y siempre anticipándose a los escenarios posibles.
Género, ciencia y pandemia: Dos visiones opuestas
El contraste entre Sheinbaum y Trump también se manifiesta en sus posturas sobre género, ciencia y manejo de crisis. Sheinbaum, feminista declarada, ha hecho de los derechos de las mujeres y las minorías sexuales una prioridad de su gobierno. En cambio, Trump ha criticado abiertamente el feminismo y la cultura «woke», y ha defendido una visión tradicional de la masculinidad.
Durante la pandemia de COVID-19, Sheinbaum, entonces alcaldesa de Ciudad de México, destacó por su apego a las recomendaciones científicas: portaba tapabocas, gestionó la compra de vacunas y desarrolló un modelo epidemiológico premiado. Trump, por su parte, mostró escepticismo ante la gravedad del virus, desfinanció centros de investigación y sugirió tratamientos no científicos, como el uso de desinfectante.
Símbolos y narrativas nacionales
A pesar de sus diferencias, ambos líderes comparten una habilidad para apelar al pasado glorioso de sus países. «Trump usa el apogeo expansionista del siglo XIX, mientras que Sheinbaum se inspira en las transformaciones históricas de México, como la Independencia y la Revolución», explica Luis Ángel Hurtado, experto en comunicación política de la Universidad Autónoma de México.
Sin embargo, sus métodos son opuestos. Trump es un negociador agresivo que usa la improvisación y la retórica confrontativa, mientras que Sheinbaum es una planificadora que prioriza el rigor estadístico y la gestión basada en diagnósticos.
Una relación inevitable
Aunque las diferencias entre Sheinbaum y Trump son profundas, ambos están obligados a trabajar juntos en temas cruciales como la migración, el comercio y la seguridad. «Para México, esta es la relación más importante, y para Estados Unidos quizá también», señala Shifter. «Obviamente no será fácil, habrá momentos de tensión y fricción, pero es una relación que no pueden ignorar».
El año 2025 marca el inicio de una nueva era en las relaciones entre México y Estados Unidos, definida por un contraste histórico entre sus líderes. Claudia Sheinbaum y Donald Trump representan dos visiones del mundo, pero su capacidad para encontrar puntos en común determinará el futuro de una de las relaciones bilaterales más importantes del continente.
