El ultranacionalismo y la Teoría de Espacio
Vital fueron las bases de sustentación
de Fascismo y el Nacismo.
Por Freddy González
Con la llegada nuevamente de Donald Trump, como inquilino de la Casa Blanca el próximo 20 de enero, se ha venido especulando mucho sobre cuál será su política global y con América en particular.
Se habla de que acabará la guerra de Ucrania financiada con los impuestos de los contribuyentes estadounidense, que superan los más de cien mil millones de dólares, de los cuáles el 70% se quedó en manos de la industria armamentista de ese país.
Que pondrá fin a la Matanza que su socio Benjamín Netanyahu lleva a cabo contra la indefensa población palestina, sobre todos de mujeres, niños y ancianos que son casi el 80 % de los 46 mil muertos desde que se inició la incursión del sionismo israelí en la Franja Gaza y zonas aledañas, y de muchas otras sandeces de igual naturaleza.
Lo que sí es seguro que no ha llegado todavía, ya se cierne sobre sus vecinos del norte y del sur (Canadá y México incluida la isla de Groenlandia) una seria amenaza, a los cuales parece verlo con la misma doctrina del Destino Manifiesto, con la que John L. O’Sullivan, justificó el que arrebato a sus vecinos mexicanos el 55% de su territorio, unos 2 millones 100 mil kilómetros cuadrados y luego como “justa compensación” pagaron la ridícula e irrisoria suma de 15 millones de dólares a razón de 14 centavos de dólar el kilómetro cuadrado.
Trump amenaza al gobierno bolivariano de Nicolás Maduro, al gobierno de Daniel Ortega, de ocupar por manos militares el canal de Panamá, de cambiar el nombre histórico al golfo de México; es un chovinista de gran potencia, enemigos de los emigrantes pese a sus orígenes.
Amenaza con eliminar el IUS SOLÍS, un derecho consagrado en la enmienda número 14 de la Constitución de los EE. UU, desde hace 150 años, que establece que cualquiera nacido en suelo estadounidense es ciudadano de ese país.
No cree en los organismos bilaterales, a los que considera que estar en ellos es una perdedera de tiempo. Para Trump el cambio climático y el calentamiento global es un invento de vagos.
Trump es un narcisista, se cree el centro del universo y su próxima administración será de ultraderecha.
El gabinete que anuncia de los multimillonarios que subvencionaron su campaña, evidencia la naturaleza del carácter reaccionario de su próxima gestión gubernamental.
La designación del senador por el Estado de la Florida Marcos Rubio, cuna de la a gusanera cubana en los Estados Unidos como secretario de estado, es una muestra de que Cuba nada bueno puede esperar de la llegada de Trump.
El senador Marcos Rubio es un enemigo declarado del gobierno de Cuba, que va a utilizar el poder de su posición para demostrar su reputación como un extremista de derecha y anticomunista patológico.
Ya existe preocupación en los países de la Unión Europea porque en su pasado gobierno Trump presionó mucho a los aliados europeos de la OTAN para que gastaran más en defensa, más allá del 2% del producto interno bruto, bajo el alegato de que dependieran menos de la protección militar estadounidense, cuando en el fondo buscaba favorecer la industria bélica de su país.
Ante la llegada de Donald Trump al gobierno de los EE. UU, unos 50 líderes europeos hicieron un llamado a favor de una postura de defensa más fuerte en el continente que ya no necesite depender fundamentalmente de Washington.
En un mundo multipolar, con una economía con serios problemas, como la de los Estados Unidos, cuya deuda externa asciende a 34 billones de dólares, de los cuales casi un billón se lo debe a China en bonos del tesoro, abrirse tantos frentes a la vez, no es lo más aconsejable, pero Trump es de los pacientes que ejercen su oficio, lo que podría conducirnos a una pendiente resbaladiza.
¡¡¡Que Dios nos coja confesados!!!