Por Brendali Reyes
Santo Domingo. En las últimas semanas, el expresidente Leonel Fernández y el actual mandatario, Luis Abinader, han protagonizado un intenso intercambio de declaraciones que busca definir la narrativa política del país. Este enfrentamiento verbal ha escalado hasta el punto de una invitación personal y una réplica pública que refleja las tensiones entre ambas figuras.
El detonante de este duelo político fue una declaración de Abinader durante un encuentro con la prensa, en la que afirmó: “Solamente un kilómetro del Monorriel es más que las obras que ellos construyeron en Santiago”. Además, el presidente cuestionó la presencia de Fernández en la provincia, asegurando que “Leonel parece que tiene mucho que no visita Santiago”.
Ante estas palabras, el expresidente no tardó en responder. A través de su participación en el programa La Voz del Pueblo, emitido desde Santiago, Fernández rechazó las afirmaciones de Abinader y lo invitó a un encuentro personal. “Le invito a un desayuno, un almuerzo o una cena en mi residencia en el sector Los Trinitarios de Santiago, para que conversemos cara a cara sobre la realidad del país”, expresó Fernández.
El exmandatario también aprovechó la oportunidad para destacar su legado en Santiago, enumerando más de 100 obras realizadas durante sus gestiones. “Donde quiera que se transporte en el territorio de la República, el presidente Abinader se encontrará con realizaciones nuestras”, afirmó, desafiando la narrativa del gobierno actual sobre el desarrollo de la provincia.
Fernández además señaló que le sorprende que Abinader, siendo “la persona más informada del país”, desconozca que ambos son vecinos en el sector Los Trinitarios de Santiago. “Es extraño que no sepa que vivimos cerca”, agregó.
Abinader responde y cambia el escenario
En su programa LA Semanal, el presidente Abinader respondió a la invitación de Fernández, pero con una propuesta diferente. En lugar de Santiago, sugirió reunirse en Pedernales, una provincia del sur del país donde su administración está llevando a cabo varios proyectos de infraestructura. Este cambio de locación parece ser una estrategia para redirigir la atención hacia las obras actuales del gobierno, en contraste con el legado que Fernández defiende.
Este enfrentamiento verbal entre dos de las figuras más influyentes de la política dominicana no solo refleja las diferencias entre sus visiones, sino que también pone en evidencia la lucha por el control de la narrativa nacional en un contexto de creciente polarización. Mientras ambos líderes se preparan para un posible encuentro, la ciudadanía espera ver si este diálogo, de concretarse, podrá traducirse en un debate constructivo o simplemente profundizará las divisiones existentes.
