El nuevo secretario general de la OEA promete acción urgente ante la crisis humanitaria en el Caribe
Por Ángel F. Guzmán
Este viernes, Surinam marcó un hito histórico en la Organización de los Estados Americanos (OEA) con la elección y posesión de Albert Ramdin como su nuevo secretario general, convirtiéndose así en el primer caribeño en asumir tan alta responsabilidad. Su discurso inaugural, pronunciado ante el Consejo Permanente del organismo, delineó una agenda clara y apremiante, con la crisis humanitaria en Haití situada en lo más alto de sus prioridades.
Desde el inicio de su gestión, Ramdin subrayó la gravedad de la situación haitiana, afirmando con rotundidad que en ningún rincón del continente están más amenazados la democracia, el Estado de derecho, la seguridad, los derechos humanos y el desarrollo que en esa nación. Consciente de la premura, advirtió que el mandato del Consejo Presidencial de Transición en Haití concluye en febrero próximo y que “no tenemos mucho tiempo” para actuar.
Entre sus primeras iniciativas, anunció el relanzamiento del Grupo de Amigos de Haití, una plataforma destinada a coordinar esfuerzos y apoyo internacional, estrechando lazos con actores regionales como CARICOM y organismos multilaterales como Naciones Unidas. Asimismo, Ramdin manifestó su intención de orientar la OEA hacia “resultados y acciones frente a necesidades inmediatas”, destacando no solo a Haití, sino también a Venezuela, aunque sin ahondar en detalles sobre este último país.
En un momento en que la OEA afronta críticas por su gestión, particularmente desde Estados Unidos, Ramdin hizo un llamado al diálogo y la unidad, proponiendo una reforma orgánica que presentará en julio con el fin de fortalecer la eficacia y sostenibilidad financiera del organismo, cuyo mayor donante es Washington. En su discurso, también resaltó la importancia de priorizar la equidad de género y social, y anunció la creación de grupos de trabajo sobre el impacto de la crisis climática, así como expresó profunda preocupación por la tragedia migratoria que afecta al hemisferio.
Al recordar la labor de su predecesor, Luis Almagro, Ramdin reconoció su compromiso con la paz, la democracia y los derechos humanos, pero enfatizó que la OEA debe ir más allá. “Esta institución no es solo necesaria, sino indispensable; debemos actuar ahora para que la OEA marque la diferencia y promueva un hemisferio de paz, democracia y prosperidad para todos”, concluyó.
Con una trayectoria que incluye una década como número dos de la OEA y una experiencia reciente como ministro de Exteriores de Surinam, Ramdin llega con la convicción de que la unidad institucional es la vía para superar las divisiones ideológicas que han marcado los últimos años en América. Su mandato comienza, por tanto, con el compromiso de enfrentar con urgencia los desafíos más apremiantes del continente, en especial la crisis haitiana, cuyo desenlace puede definir el rumbo de la región en los años venideros.
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