La revolución del libre mercado con dinero del Monopoly
Por Sebastián Fiorilli
¡Atención, amantes de la libertad y la timba financiera! Hoy vengo a hablarles de un hito sin precedentes del anarcocapitalismo con esteroides, un invento tan innovador que se desplomó más rápido que los patacones después de un discurso de Milei: Libra, la criptomoneda que lanzó Facebook o no sé quién.
Porque, claro, en un mundo donde el dinero tradicional ya es lo suficientemente volátil, alguien pensó: «¿Y si le damos el control de nuestra economía a Mark Zuckerberg? Seguro sale bien.»
Pero antes, un poco de pedagogía sobre este nada nuevo fenómeno denominado anarcocapitalismo, esa hermosa teoría que dice que el mercado es todopoderoso, que los estados son malignos, y que los billetes deberían ser reemplazados por vouchers de McDonald’s porque «el valor lo da la oferta y la demanda y la comida para perro, y Milton Friedman, y Hayek y la escuela de Viena, y las salchichas de Salzburgo…”
Es aquí donde entra nuestro economista rockstar de pelo libre de caspa, ex portero de segunda división criado a base de micrófonos y horarios en prime time de la mano de su perro más fiel: Alejandro Fantino y su “neura” frenética y mediática. Sí, hablamos una vez más de nada menos que de Javier Milei, el León Libertario de jopo despeinado, el hombre que nos enseñó que la inflación se combate prendiendo fuego al Banco Central y que, si el mercado quiere que pagues con monedas de chocolate negro, pues así será, ¡porque la guita es lo más importante, la salud va y viene!
Siguiendo esta lógica, Facebook lanzó Libra -Milei la amplificó y puso el gancho en X con la firma de presidente de la Nación y a Elon le encantó-, una moneda privada que iba a reemplazar esas reliquias comunistas llamadas «bancos» -no seré yo quien defienda a las entidades usureras- y darnos independencia financiera (léase: dejar que las corporaciones sean dueñas de nuestro dinero). ¡Una maravilla del capitalismo desregulado!
Para financiar los emprendimientos de los meritócratas de turno. ¡Vivan los emprendedores, carajo! Para financiar pymes y no sé cuántas otras barbaridades del post de X borrado después de 5 horas por Elon.
¿Qué podía salir mal? Bueno, todo. Los gobiernos empezaron a sospechar que esto era un colador para lavado de dinero, los bancos se pusieron nerviosos porque los estaban dejando afuera de la timba financiera, los inversionistas digitales se dieron cuenta de que su dinero estaba más seguro en criptonita que en esta cripto. Insert Coin. ¿Se acuerdan de los recreativos?
Al final, Libra se hundió más rápido que la reputación de un libertario que descubre que su jefe no le quiere pagar el sueldo. Pero ojo, el problema no era la moneda en sí, sino que los burócratas de siempre (esos estatistas malvados) se metieron a regular porque «prevenir estafas» y «evitar crisis financieras» son cosas de zurdos anti-mercado.
Y ahí es donde Milei, con la pasión de un predicador evangélico y la furia de un perro mojado, nos ladró, Musk mediante:
«¡Esto es una conspiración socialcomunista! ¡La competencia de monedas es sagrada! ¡Que cada uno elija si quiere pagar en Libra, en Bitcoin o con cromos de la liga!»
Pero bueno, el mercado habló y vaya si habló Javo -así lo llama Fantino en la intimidad de su radio-, y Libra pasó de ser el futuro del dinero al chiste del día. El meme coin del año, y eso que todavía vamos por febrero. Hoy, su legado es una advertencia clara: si confías en multimillonarios para manejar tu economía sin reglas, no te quejes cuando terminas pagando con fichas de casino y estampillas de correos en quiebra.
Cierre a modo de bienvenida
¡Bienvenidos, bienvenidas y bienvenides, fieles creyentes de la motosierra sin nafta y sin reglas, del capitalismo extremo y de las finanzas digitales en su máxima expresión! Esta es una historia de innovación, de emprendedores, de disrupción y, por supuesto, de más de cien denuncias por estafa.
Porque claro, en el mundo del anarcocapitalismo, la solución a todos los problemas es bien simple: Que el mercado decida. Que haya competencia de monedas. Que cada uno use el medio de pago que le dé la gana, aunque sean piedras pintadas o sellos del caudillo a caballo.
Lo que dirá Milei
Javier Milei, que, con su carisma de gurú neolibertario venido de un multiverso paralelo, dirá, casi sin duda:
«¡La Reserva Federal es un nido de socialistas, el dólar es un fraude keynesiano, y si querés pagar con tokens de FIFA, es tu derecho soberano, carajo!» Esto es Milei. Un tipo que cuando se va de gira oficial o de ver a sus amiguis, no vuelve con propuestas, sino con tuits.
Siguiendo esta lógica, ¿Qué dirá Facebook que, -si no entiendo mal-, fue la que lanzó Libra, esta cripto respaldada por… bueno, por nada sólido, pero con mucho marketing libertario. Esto es el típico esquema donde te vendían tokens mágicos con la promesa de que algún día ibas a ser parte de una economía descentralizada, cuando en realidad solo estabas regalándole tu dinero a Zuckerberg and Friends.
Y claro, la gente se entusiasmó. Se abrieron billeteras digitales, se movieron millones, y en los foros libertarios ya hablaban de que esto iba a reemplazar al dólar. Mientras tanto, en un sótano oscuro, una fotocopiadora chorro tinta, vieja y rechinante, trabajaba a todo ritmo fabricando billetes de 50 pavos falsos, diseñados previamente en Photopea por un genio de la especulación financiera que había aprendido todo sobre economía mirando videos de YouTube a 2x.
Pero, oh sorpresa… el libre mercado, cuando no tiene regulaciones, se convierte en un festival de estafas.
Así que, entre regulaciones gubernamentales (porque al parecer, dejar que una corporación privada imprima su propia moneda sin control no es una buena idea), fraudes, lavado de dinero y especulación, Libra se desplomó como un billete mojado.
Y entonces Milei, en un acto de furia anarcocapitalista, nos gritaría:
«¡Esto es culpa del Estado, manga de zurdos! ¡Si no hubieran intervenido, el mercado lo habría solucionado solo! ¡La fotocopiadora de billetes de Photopea era la competencia natural del Banco Central y Mundial!»
Pero la realidad es más simple: el capitalismo sin reglas no es más que una selva donde siempre gana el que tiene más poder y menos escrúpulos. Libra murió, pero su legado está más vivo que nunca en cada nuevo «proyecto revolucionario» que te promete libertad financiera y termina en una nueva estafa con tokens raros que nadie entiende.
Así que ya saben: si alguien les ofrece un «sistema monetario alternativo» respaldado por privados con dudosa ética, recuerden que es más seguro guardar el «colchoncito» debajo del «colchoncito», que al menos te puedes echar una cabezadita mientras todo vuela por los aires.
¡Larga vida al libre mercado, carajo! Ahora disculpen, que voy a cambiar mis ahorros por monedas de chocolate, que al menos tienen valor nutricional.
