El dominicano ha aprendido que los muchos partidos iguales, que defienden idénticos intereses, no han traído cambios democráticos. Todo se ha reducido a más de lo mismo, para atrás, retrocediendo.
Por Ramón A. (Negro) Veras
1.- Si los grupos poderosos han decidido por si mismos hacerse cargo de la dirección y administración del Estado, el pueblo tiene más que justos motivos para crear un instrumento político que les haga la contraria, sirva de contrapeso.
2.- En nuestro país la minoría nacional optó por tener en el gobierno central a uno de los suyos, y dejó de gobernar por medio de un comisionado político.
3.- Ahora, la lucha, el pugilato social se ve más claro porque la brega no es contra un político que defiende intereses de acaudalados, sino frente a uno que actúa protegiendo lo suyo y a los suyos.
4.- En la República Dominicana, en la presente coyuntura lo que procede para adversar al gobierno es una coalición de diferentes fuerzas políticas, movimientos u organizaciones unidas en torno de un programa acordado democráticamente y dirigido por una dirección coordinadora.
5.- Un frente de contenido democrático debe estar compuesto por corrientes sociales y políticas contrarias a la situación actual de descalabro nacional, con independencia de la ideología sustentada por cada integrante de la reciente organización.
6.- En la primera etapa, el objetivo debe estar dirigido a llegar a acuerdos concretos, pactos específicos debidamente identificados que sirvan de unificación de acción programática.
7.- En el ambiente político nacional dominicano, hay que partir de que, en la actualidad, de manera aislada no es posible alcanzar conquistas sociales y políticas.
8.- Se necesita el entendimiento de personas interesadas en que el país cambie de rumbo para el progreso social, lo que se traduce en lucha compartida entre quienes quieren el bienestar colectivo.
10.- Si la minoría nacional unida goza del poder, lo que procede es quitárselo para ponerlo al servicio de los que en la sociedad son más, el pueblo trabajador del campo y la ciudad.
11.- El dominicano ha aprendido que los muchos partidos iguales, que defienden idénticos intereses, no han traído cambios democráticos. Todo se ha reducido a más de lo mismo, para atrás, retrocediendo.
12.- Se impone juntar, reunir a personas que tengan las mismas preocupaciones, aunque ideológicamente no coincidan. Es cuestión de fundirnos en lo que nos une y alejarnos de lo que pueda separarnos.
13.- La tarea política que conviene no es volver a estar en lo mismo, como se ha hecho hasta ahora en el país. Debemos ocuparnos de dar la vuelta para conseguir el progreso.
14.- Lo que debe mover a la gente buena es hacer labor unitaria para alcanzar sanos objetivos, no importa mantener puntos contrarios aislados. Estar en desacuerdo en detalles se supera sobre la marcha.
15.- Cohesionar fuerzas políticas para hacerle frente a dificultades sociales, entraña tener sentido para vincularse haciendo de la armonía la base de una alianza eficaz y feliz.
16.- Como en el país hay un sólido agrupamiento de los sectores más atrasados de la sociedad, sería un contrasentido que las mujeres y los hombres de avanzada se mantengan dispersos, separados sin razón alguna.