Entre la lista de asistentes confirmados se encuentran el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva; el colombiano Gustavo Petro; el chileno Gabriel Boric, y el guatemalteco Bernardo Arévalo. El presidente Joe Biden no asistirá a la ceremonia, pero su esposa Jill Biden fungirá como representante del gobierno de Estados Unidos. Por otra parte, aún está en duda la presencia del primer ministro canadiense, Justin Trudeau, además de Javier Milei y Nicolás Maduro.
JULIO GUZMÁN ACOSTA
El primero de octubre de 2024, un nuevo capítulo en la historia de México se abrirá con la llegada de Claudia Sheinbaum a la presidencia. Como la primera mujer en ocupar este cargo, su investidura no solo representa un paso significativo hacia la igualdad de género en la política mexicana, sino que también refleja el deseo de cambio y esperanza en un país que ha enfrentado numerosos desafíos en las últimas décadas.
La ceremonia de toma de protesta se llevará a cabo en el majestuoso Palacio Legislativo de San Lázaro, donde se reunirán jefes de estado y figuras políticas de distintas naciones. La atmósfera estará impregnada de solemnidad y expectación, ya que se darán los primeros pasos oficiales de una administración que ha sido recibida con un optimismo notable; un 74% de aprobación, según una encuesta de Enkoll, respalda a Sheinbaum como la nueva líder del país.
Al despertar el día de la ceremonia, la capital mexicana se prepara para un evento que será seguido con gran atención tanto a nivel nacional como internacional. Las instituciones legislativas, con Ifigenia Martínez a la cabeza, han organizado un programa que incluye la lectura del Bando Solemne y la formalidad del artículo 87 constitucional, que establece los compromisos que adquirirá la presidenta electa al asumir su cargo. Este acto no solo es una formalidad, es la promesa de un liderazgo comprometido con la nación.
Además de la ceremonia de investidura, la mandataria entrante tendrá un encuentro con sus simpatizantes en el Zócalo
El momento culminante será la entrega de la banda presidencial. Andrés Manuel López Obrador, quien concluye su mandato, se la pasará a Martínez, quien la colocará en los hombros de Sheinbaum. La frase que resonará en la Cámara será el espejo de su responsabilidad: “Protesto guardar y hacer guardar la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos”. Este fue el mismo compromiso de sus antecesores, pero en el contexto actual, adquiere un nuevo significado, un sentido de renovación que se espera traiga consigo una política inclusiva y transformadora.
Las delegaciones internacionales, que incluyen figuras prominentes como los presidentes de Brasil y Colombia, dan fe de la relevancia de este acontecimiento en la comunidad internacional. Sin embargo, las ausencias también hablan; la decisión de Joe Biden de no asistir, dejando en su lugar a su esposa Jill, genera especulaciones sobre la relación futura entre México y Estados Unidos. Aun así, se han enviado invitaciones a todos los países con los que México mantiene relaciones diplomáticas, convirtiendo la ceremonia en un ejercicio de diplomacia y unidad.
El Zócalo de la Ciudad de México vibrará por la tarde con la llegada de Claudia Sheinbaum, una vez más en el mismo lugar donde se inició su campaña electoral. A diferencia de la frialdad de las paredes del Congreso, la energía del Zócalo promete un ambiente festivo, con miles de ciudadanos listos para recibir a su nueva presidenta. La conexión directa con el pueblo marcado por la tradición de un “baño de masas” señala una intención clara: una administración de puertas abiertas, dispuesta a escuchar las voces de quienes la eligieron.
Por decreto presidencial, el primero de octubre será un día de descanso obligatorio. Así, el país se detendrá para ser espectador de un evento que promete ser histórico. Los canales de televisión abierta y el canal de YouTube del Congreso de la Unión ofrecerán una cobertura en vivo, permitiendo que cada rincón del país sea testigo de este acontecimiento sin precedentes.
La investidura de Claudia Sheinbaum no es solo el ascenso de una política; es un símbolo de esperanza, un llamado al cambio y una nueva oportunidad para muchos mexicanos que ven en ella el camino hacia un futuro más justo y equitativo. En este día, las expectativas son altas y el sentimiento colectivo parece resonar en una única voz: el deseo de un México mejor.