La Roja firma una exhibición de fútbol goleador en la Nations League con Yamal como estrella emergente, aunque deja dudas defensivas de cara al Mundial
Por Servicios Umbral.com.do
Stuttgart presenció esta noche cómo el fútbol puede ser poesía y vértigo al mismo tiempo. España, coronada recientemente como campeona de Europa, desplegó su arsenal ofensivo ante una Francia que pareció perderse entre los destellos de Lamine Yamal y la inteligencia colectiva de una selección que ha redescubierto su ADN goleador. El 5-3 final no fue un simple marcador, sino el reflejo de dos filosofías en pugna: el toque virtuoso contra el contraataque demoledor.
El nacimiento de una estrella
A los 17 años, Lamine Yamal ya escribe su leyenda. El joven prodigio del Barcelona no solo anotó un doblete -incluido un penalty de cold blood-, sino que tejió juego con esa mezcla de descaro y sabiduría que recuerda a los grandes. Su asociación con Nico Williams por la derecha dibujó el mapa del terror para la defensa francesa, incapaz de contener los desbordes de dos joyas que representan el presente y futuro del fútbol español.
La batalla de los contrastes
Mientras Didier Deschamps apostó por reunir a todo su arsenal ofensivo -Mbappé, Dembélé, Doué y Olise formando un cuarteto de ensueño-, Luis de la Fuente mostró su preferencia por el equilibrio. La sorpresiva inclusión de Huijsen en defensa y el regreso de Mikel Merino al centro del campo demostraron que el seleccionador español no teme innovar. La recompensa llegó pronto: Oyarzabal, ese futbolista que piensa el juego dos jugadas por delante, desarboló los planes franceses con dos asistencias magistrales en los primeros compases.
El susto que llegó tarde
Francia despertó cuando el marcador ya mostraba números rojos. Mbappé, tras un primer tiempo discreto, mostró por qué es considerado el mejor del mundo en su generación. Su duelo particular con Unai Simón -el héroe anónimo de España- regaló momentos de auténtica tensión. El portero bilbaíno, lejos de los focos mediáticos pero fundamental en la estructura, realizó al menos tres paradas que mantuvieron a flote a su equipo en los momentos de mayor presión galas.
Lecciones para el camino
Esta Nations League, que muchos consideran un torneo secundario, dejó enseñanzas valiosas:
– España posee un banquillo de lujo (Fabián, Pedri y compañía esperan su turno)
– La defensa sigue siendo el talón de Aquiles
– El vestuario ha recuperado la alegría característica de sus épocas doradas
Como en los mejores dramas, el partido tuvo su momento cumbre cuando Francia, ya en tiempo de descuento, asomó la posibilidad de un milagro. Pero era tarde. La Roja, dueña del balón y del marcador, supo administrar su ventaja con esa mezcla de veteranía y frescura que la convierten en candidata seria al próximo Mundial.
Al final, las estadísticas reflejaron lo visto: 60% de posesión para España, 18 remates, 9 en puerta. Números que esconden una verdad más profunda: este equipo ha vuelto a enamorar, aunque el camino hacia la gloria absoluta aún requiera ajustes. Como escribió Camus, «el fútbol es el ballet de los pueblos». Y esta noche, España bailó al compás de sus talentos.
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