Precisiones
Por Santiago Castro Ventura
Pese a la notable influencia de diversos deportes en los últimos tiempos, en nuestro medio el béisbol se ha erigido desde el siglo pasado como el deporte rey, es un axioma. Pero siempre están las interrogantes: de dónde llegó, quienes lo trajeron y cuando se popularizó? En estas notas trataremos de abordar este tema de interés para todos nosotros los amantes de este agradable deporte.
Existe un consenso que el béisbol fue introducido en 1891 por los hermanos Ignacio y Ubaldo Aloma, cubanos, auspiciados por Mr. Orr, administrador de una fábrica de cerveza. Los juegos se realizaban frente al local de la cervecería en la calle José Gabriel García. (Gonzalo Mejía A. El deporte dominicano y su entorno hasta 1963. Editora Búho. Santo Domingo, 2014. p. 12 ).
El beisbol es un deporte de origen estadounidense, Cuba aunque era colonia española, tenía mucha influencia de Estados Unidos, quienes la ocuparon militarmente a partir de 1898.
El distinguido historiador Emilio Rodríguez Demorizi, describió que el primer equipo de béisbol criollo se organizó por 1894 o 1895. Rodríguez Demorizi recogió como parte del ambiente beisbolero:
“Las primeras pelotas, forradas de cuero, eran fabricadas por los mismos peloteros y las primeras trochas o guantes las hizo Genaro Gautreau, quien había llegado recientemente de la Florida y Cuba, y era muy curioso. El campo o sitio donde se efectuaban las jugadas era un predio de terreno de la llamada SABANA DEL ESTADO y que más tarde ocupó la antigua Fábrica de Cerveza, frente al lugar denominado LA BOMBITA, en las afueras de la ciudad […] (Emilio Rodríguez Demorizi. Sociedades, cofradías, escuelas, gremios y otras corporaciones dominicanas. Academia Dominicana de la Historia. Santo Domingo, 1975. pp. 225-226).
La Sabana del Estado, que también se le llamó del Rey, era Ciudad Nueva. Se jugaba prácticamente en el Malecón. El estadio más famoso fue el Gimnasio Escolar en la calle José Gabriel García, entre la Pina y la Cambronal frente al Malecón. Tirso Valdez, quien fue uno de nuestros principales periodistas deportivos, recordaba también el estadio de La Primavera, hacia el oeste de la ciudad. (Tirso A, Valdez, hijo. Notas acerca del béisbol dominicano del pasado y del presente. Editora del Caribe, C. por A. Santo Domingo (C. T.) 1958. P. 13).
Lo cierto es la llegada del béisbol aunque no fue tan trascendente el juego, poco a poco se fue propagando.
Tras el ajusticiamiento de Lilís persistía la grave crisis monetaria, por los empréstitos no saldados con empresas foráneas y la ausencia de una moneda sólida. estos fenómenos vinculados a los problemas internos, asumieron la principalía política, económica y social en el país.
La presión era devastadora, la compañía Improvement, de Estados Unidos, pretendía erigirse en árbitro económico, mientras los gobiernos de Francia (reclamaba una indemnización) y el de Bélgica que respaldaba a los tenedores de bonos europeos, presionaban al régimen de Juan Isidro Jimenes.
Los Estados Unidos dirigido por Teodoro Roosevelt, había adquirido los derechos para levantar el Canal de Panamá. Decidieron incursionar en el Caribe, para demostrar su hegemonía en el área. Esto se complicó con la presencia a modo de presión de los barcos de guerra europeos y de Estados Unidos, que con frecuencia pretendían imponer al deteriorado Estado criollo la diplomacia de las cañoneras.
El Gobierno terminó fraccionándose, y surgió aciago el ciclo de los gallos, los bolos de Juan Isidro Jimenes, los rabuses de Horacio Vásquez y los que la población denominó colituertos o seguidores de Lilís, dirigidos por Alejandrito Woss y Gil.
Todo un periodo convulso, caracterizado por sangrientas guerras civiles, la que derrocó a Jimenes en 1902, la muy sangrienta de abril-mayo 1903 que destutanó a Horacio, la unionista de noviembre 1903 que destronó a Alejandrito Woss y Gil, el ascenso de Ramón Cáceres en 1906 instaurando el terror de Estado con la famosa Guardia Republicana o Guardia de Mon, la guerra de los Quiquises en 1912 contra Eladio y Alfredo Victoria, las insurrecciones de Desiderio Arias, en la línea, y la Guerra del Ferrocarril contra Bordas Valdez.
Un verdadero lapso aciago, el país no solo perdió mucha sangre valiosa, sino que salió aturdido con la imposición de la Convención Dominico-Americana de 1907, que fue usada como argumento “legal” para la invasión de los Estados Unidos en 1916.
En el desarrollo de estas dificultades el juego de béisbol aumentó su popularidad. Se hizo común la presencia de embarcaciones de guerra de los Estados Unidos que en principio llegaban a “vacacionar”, y en ocasiones descendían de los barcos equipos de béisbol que incluso jugaban con los nativos.
En 1907 fue creado el Licey, el más antiguo de los equipos del béisbol profesional. Pero el mayor auge se retoma a partir de 1912, con la creación de los equipos de: San Carlos, Club Fe (también de San Carlos), San Cristóbal, Team Blanco, Team Yaqué de y Restauración, de Santiago; Guante, Nuevo Club, La Bandera, Manelik, Las Maletas, Yuma, Yuma, Ideal Base Ball. Casino Base.Ball Club, Bas-Ball Team, Esparta, Club Reo, Magara, Los Radicales. (Emilio Rodríguez Demorizi. obra citada pp. 226-231).
No solo se popularizaba el béisbol en la Capital, sino que empezaba a extenderse a ciudades tan importantes como Santiago.
Dado el control de los Estados Unidos de las finanzas criollas y su alto interés por dirigir los asuntos políticos y ante el estallido en 1913 de la famosa Guerra del Ferrocarril, de
acuerdo a la versión de Sumner Welles (que luego sería alto funcionario del Gobierno de ocupación) en su libro sobre la historia vernácula, el ministro norteamericano o embajador James M. Sullivan, mientras trataba de mediar para que finalizara la contienda, en comunicación al secretario de Estado, William J. Briayn, le:
[…] recomendó al Secretario Bryan que tomara en serio el hecho de que el juego de base-ball se estaba popularizando en la República Dominicana, y que no dejara de darle importancia a este fenómeno puesto que, sin duda alguna podría “ser un medio para sustituir la excitación de las revoluciones”. (Sumner Welles. La Viña de Naboth. Editora Taller. Segunda Edición. Santo Domingo, 1973. T. II p. 185).
Sullivan no dejaba de tener razón, el deporte criollo en esa etapa eran las guerras civiles, que inclusive fueron un serio obstáculo para la posterior lucha contra la intervención militar norteamericana de 1916.
Luis F. Mejía, quien fuera alto funcionario en el último Gobierno de Horacio Vásquez, también se refirió al famoso informe del embajador Sullivam. Acotaba sobre el ambiente beisbolero que desde el Gobierno de Cáceres:
“Los mozos que regresaban de estudiar en los Estados Unidos despertaron la afición por el juego de pelota. Fue tal el entusiasmo por ese deporte entre los capitaleños, que casi toda la juventud y las clases populares se afiliaron al “Nuevo Club” y al “Licey”, sociedades sostenedoras de los dos teams, más potentes. Las discusiones entre nuevoclusistas y liceístas primero, y entre escogidistas y liceístas después, eran frecuentes en las plazas públicas y en las esquinas. Los jugadores dominicanos, vencidos fácilmente por los marinos americanos en los comienzos del deporte, pronto se le impusieron. (Luis F. Mejía. De Lilís a Trujillo. Historia contemporánea de la República Dominicana. Editora de Santo Domingo. Segunda edición. Santo Domingo, 1976. P. 291).
Siempre se reitera que la popularización se inicia con los marinos norteamericanos que llegaban al país a “vacacionar”.
Durante la primera ocupación militar norteamericana el juego de béisbol continuó su auge. El escritor estadounidense Otto Schoenrich fue encargado de escribir un libro sobre Dominicana, publicado originalmente en idioma inglés para 1918, en plena intervención. Refiriéndose al auge del béisbol, Schoenrich, apuntó: “En los últimos años se ha mostrado cierto interés en el atletismo y el béisbol ha invadido la isla”. (Otto Schoenrich. Santo Domingo. Un país con futuro. Sociedad Dominicana de Bibliófilos, Inc. Santo Domingo, 1977. p. 158).
La isla estaba invadida militarmente por los Estados Unidos. Pero el béisbol solo invadió a los dominicanos, evidenciando que de una cosa mala también puede surgir una buena, y muy buena como la popularización del béisbol.