Por Theo N. Guzmán
La reciente imposición de aranceles del 10% por parte del gobierno de Donald Trump a las importaciones provenientes de la mayoría de los países latinoamericanos ha generado incertidumbre en la región, y República Dominicana no es la excepción. Esta medida, anunciada en abril de 2025, amenaza con afectar sectores clave de la economía dominicana, especialmente las exportaciones agrícolas y las zonas francas, que dependen en gran medida del acceso preferencial al mercado estadounidense.
Productos Dominicanos en la Mira
Entre los productos más vulnerables se encuentran los tradicionales de la canasta exportadora dominicana: azúcar, café y tabaco, que en 2024 representaron una parte significativa de los 6,489 millones de dólares en exportaciones totales del país. Aunque República Dominicana cuenta con el amparo del tratado DR-CAFTA —firmado hace más de dos décadas para garantizar el libre comercio con Estados Unidos—, la aplicación de estos aranceles podría socavar su competitividad frente a otros proveedores globales.
El desafío inmediato para el país será diversificar sus mercados y reducir la dependencia de EE.UU., su principal socio comercial. Esto implica explorar oportunidades en Europa, Asia y otras regiones, así como fortalecer la producción local para agregar valor a los productos afectados.
El Contexto Regional
La medida de Trump llega en un momento crítico para América Latina. Según el Banco Mundial, la región crecerá un 2.5% en 2025, impulsada en parte por el auge de las exportaciones agrícolas, que aumentaron un 11% en 2024. Sin embargo, los aranceles podrían frenar este dinamismo, especialmente en países como:
– Brasil y Argentina, cuyas ventas de café, carne y azúcar a EE.UU. superan los 12,100 y 6,395 millones de dólares, respectivamente.
– Colombia, segundo proveedor de café estadounidense, con 1,100 millones de dólares en ventas anuales.
– Ecuador y Perú, que exportan banano, camarones y arándanos, con envíos por 5,043 y 9,200 millones de dólares.
Mientras México evitó los aranceles gracias al T-MEC, naciones del DR-CAFTA —como Costa Rica, Guatemala y Honduras— enfrentarán presiones similares a las de República Dominicana, especialmente en productos como piña, banano y textiles.
¿Oportunidad o Amenaza?
Algunos analistas sugieren que los aranceles podrían beneficiar a exportadores dominicanos si competidores como Vietnam (46%) o Indonesia (32%) enfrentan tasas más altas. No obstante, la incertidumbre política y la falta de acuerdos alternativos exigen una respuesta coordinada. La próxima Cumbre de la Celac (8-9 de abril) será un escenario clave para que la región defienda sus intereses.
En conclusión, aunque el DR-CAFTA podría ofrecer un margen de negociación, República Dominicana debe actuar con rapidez para fortalecer su competitividad, innovar en cadenas productivas y buscar nuevos mercados. El momento de replantear la estrategia comercial es ahora.
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