El equipamiento del senderista debe estar compuesto con alimentos, bebidas (agua), vestimenta, calzado, ropa (sombrero y gafas; pañuelos, bastón de caminata, mochila, navaja, cuerdas, linterna, silbato, cámara fotográfica, teléfono móvil, mapa y brújula. Crema protectora (solar y labial), repelentes para insectos, un pequeño botiquín y recipientes esenciales.
BERNARDO RODRIGUEZ VIDAL
Desde muy pequeño me ha gustado el senderismo, sin embargo, la ciudad donde nací no me permitió caminar entre montañas y llanuras. El disfrutar de la naturaleza lo agradezco a mi abuelo, quien en ocasiones me llevaba al campo a cosechar frutos.
Cada cierto tiempo caminábamos dos kilómetros hasta llegar al conuco sembrado con numerosos frutos. Transitábamos un camino de bosque espeso, húmedo y oscuro, con un olor a campo característico del entorno. A nuestro paso observaba que el abuelo marcaba con su machete algunos árboles, señal que solo el entendía.
Luego de prestar atención a la acción del viejo, un día me atreví y le dije: – ¿Abuelo, ¿qué significan esas marcas que dejas en los árboles por dónde pasamos? – Sonriendo me responde: – Nuestra ruta de regreso a casa, si no hago esa marca, al volver podemos tomar otro rumbo-
Sin saber de senderismo, el viejo siempre establecía, al menos, una ruta de retorno a la casa. Señalizaba el camino para que no nos perdiéramos. En esos tiempos, la brújula era un instrumento de orientación que pocas personas tenían y el abuelo no era la excepción.
La ubicación del sol y la luna eran las guías de esa generación. La dirección del viento servía también como elemento para orientar los pasos por las sendas que con oscuridad y claridad recorríamos. Cuanta sabiduría en una generación que nos impregnaba de un peculiar interés por el campo y aún están presentes.
Cuando le reportaron a la Defensa Civil que la senderista Trinidad de la Cruz estaba perdida en el boscoso monte de los municipios de Bonao y Constanza, pensé en el viejo. Recordé sus palabras, las frases de un veterano anciano de escasa formación, de manos endurecidas, piel reseca, rostro cicatrizado y quemado por el sol, de una apariencia y práctica de vida única. Siempre dispuesto a transferir técnicas ancestrales a otros, para que aprendieran a entrar y salir del monte sin extraviarse.
Las rutas del abuelo no eran de exploración de senderos, pero si para llegar a la fuente de alimentos, alcanzar el conuco y proveer los alimentos al hogar. Un recorrido que establecía previamente como forma de asegurar una vuelta segura siguiendo sus peculiares señas en los árboles. Supongo que nunca tuvo tiempo para evaluar y homologar esos caminos que tantas veces transitó.
Hoy, en la actualidad, no sé qué pasa con los senderistas, siento que algo hay que mejorar; no culpo a Trinidad ni a los que se han extraviado en el pasado. Sin embargo, considero que la actividad de senderismo es segura cuando se establecen pasos claros y se tienen herramientas básicas necesarias, sean obsoletas o modernas.
Un mal tiempo, la caída por una quebrada o el no llevar buenos equipos hacen que alguien se pierda en un bosque. Las experiencias que tuve me dicen que se puede hacer senderismo seguro en el país, es más, estoy convencido de que es una actividad segura cuando se ejerce con profesionalidad.
Hacer senderismo de forma profesional implica dar los pasos siguientes: comenzar una ruta acorde a las condiciones físicas de quienes deciden hacerla; escoger caminos que ofrezcan diferentes patrones de búsqueda; preparar una mochila para el recorrido; tener mapas, una brújula de fácil uso, un reloj moderno, un GPS y llevar un reporte del clima de los días de caminata.
El equipamiento del senderista debe estar compuesto con alimentos, bebidas (agua), vestimenta, calzado, ropa (sombrero y gafas; pañuelos, bastón de caminata, mochila, navaja, cuerdas, linterna, silbato, cámara fotográfica, teléfono móvil, mapa y brújula. Crema protectora (solar y labial), repelentes para insectos, un pequeño botiquín y recipientes esenciales.
Finalmente, sobre el caso de Trinidad, felicitamos a las entidades que hicieron posible la búsqueda y rescate de Trinidad, ellas fueron: Defensa Civil, Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Guardabosques), Fuerzas Armadas, 9-11, Cruz Roja Dominicana, Senderistas, Policía Nacional, Ecoturismo, Alcaldías de Tireo y Constanza, Gobernación de la Vega y el COE.