No son actas legitimas, sino un golpe blando en desarrollo, patrocinado por Washington y divulgado sincronizadamente por la inmensa mayoría de los medios de comunicación, controlados férreamente por la derecha.
JULIO DISLA
Las elecciones son un pilar fundamental de la democracia representativa, y dentro de este proceso, la presentación y entregas de las actas electorales juega un papel crucial. Estas actas, que documentan los resultados en cada mesa o recinto electoral, son esenciales para garantizar la transparencia y legitimidad de los comicios.
¿Qué son las Actas Electorales?
Las actas electorales son documentos oficiales que registran los resultados de la votación en cada mesa o recinto electoral. Incluyen informaciones sobre el número de votos emitidos, los votos nulos, si lo hay, los votos en blancos, y los resultados obtenidos por cada partido o candidato. Además, estas actas suelen contener observaciones sobre el desarrollo de la jornada electoral, como la apertura y cierre de la mesa, incidencias o irregularidades, y la firma de los funcionarios encargados del proceso y los delegados políticos de los partidos.
El Lloriqueo por las Actas
El atronador y muy bien orquestado coro de los publicistas y apologistas al servicio del imperio y sus clases dominantes ha escalado su denuncia en contra del recién proceso electoral venezolano. La campaña ha adquirido dimensiones ciclópeas por su generalización y por su tono rabioso y vociferante. Para aquellos que erróneamente son considerados como “periodistas “en lugar de lo que son, operadores propagandísticos, la noticia internacional excluyente ha sido las elecciones presidenciales en Venezuela.
En unas cuentas semanas, en toda Latinoamérica, se desató con furia la amenaza golpista contra la democracia chavistas en Venezuela y la moraleja monstruosa del gorilismo. Todo financiado y santificado por el imperialismo norteamericano, las oligarquías venezolanas y sus mass media. Tsunami de saliva ponzoñosa destilada por “periodistas”, “comunicólogos “y “opinólogos” amaestrados con la lógica del entreguismo, el terrorismo mediato reloaded.
El genocidio en Gaza, Palestina, el catastrófico derrumbe de Ucrania, el peligro de la III guerra mundial y la catástrofe climática son peccata minuta en comparación con los acontecimientos que tienen su epicentro en el país bolivariano.
En ese contexto se escuchan, machacadamente, pedidos que las autoridades del Consejo Nacional Electoral (CNE) “entreguen las actas”. Lo vienen reclamando, desde el lunes 29 de julio, los presidentes de Brasil y Colombia, mientras que su homólogo mexicano apelaba a la paciencia, a que se le diera tiempo al CNE que actuara en función de los 30 días que le ofrece la legislación electoral.
Es oportuno recordar que, en Estados Unidos, en la elección presidencial del 2000, que enfrentó a George W. Bush (hijo), con Al Gore, el Tribunal Supremo dictó sentencia ante una impugnación presentada por este último,35 días después del día de las elecciones, dándole ganancia de causa a Bush por una diferencia de 537 votos en Florida, Estado en que por pura casualidad era gobernador su hermano Jeb Bush.
La actual impaciencia de los grandes medios de comunicación brilló por su ausencia en esa oportunidad. Y tampoco hubo quienes se desvivieran por exigir las actas mediante las cuales se designaba Presidente Encargado a Juan Guaidó, proclamado por los cuatro vientos por Washington y su indignos vasallos latinoamericanos y europeos.
En fin, la demanda de reclamar las entregas de las actas se actualizó el sábado en que, durante una conferencia que Cristina Fernández de Kirchner pronunciara en el Instituto de Formación Política del Morena, en México, lo cual alimentó la ofensiva mediática en contra del gobierno de Nicolas Maduro.
No corrió igual suerte la ejemplar denuncia que la expresidente de Argentina hizo de la criminal política de bloqueo que sufren Cuba y Venezuela, algo que la progresía bien presente latinoamericana y los medios de la derecha jamás tiene en cuenta y que hablan de esos países como si gozaran de un margen de autonomía nacional como la que tienen Francia o Canadá.
Lo que se ignora en medio de la gritadera de los grandes medios y los plumiferos al servicio del imperio es que el Gran Polo Patriótico ya la había presentado las actas de los comicios y lo hizo a quien bautizan de “dictador” Nicolas Maduro Moro; en un insólito gesto ante la Sala Electoral del Tribunal Superior Constitucional.
Las actas, hay que decirlo, se entregan a cada partido y a sus respectivos fiscales al finalizar el escrutinio de cada mesa, Y, por supuesto, se envían al Consejo Nacional Electoral que las recibe por medio del sistema de transmisión montado a tal efecto, que conecta la máquina de votación, en donde el elector marca su voto, con el servidor central del CNE.
El ataque informativo sufrido por Venezuela provocó la demora en conocerse los resultados de los comicios presidencial, que invariablemente el CNE hace público una vez que hay un claro ganador con una irreversible ventaja en relación con su más cercano contendor.
El hackeo afectó la transmisión de los datos, no así los encriptados contenidos de los mensajes, respaldado por los comprobantes que emite cada máquina y que firman todos los fiscales de cada candidato, así como el presidente de mesa. Por eso se dice que el Sistema Electoral de la República Bolivariana de Venezuela es de los más confiables y transparentes del mundo.
El problema es que quien no presentó las actas fue el candidato de la Mesa de Unidad Democrática Edmundo González Urrutia. Resulta incomprensible que si tanto él como María Corina Machado están convencidos de que fueron los ganadores se negaran a presentar las actas ante la máxima instancia de la justicia electoral.
El problema es que, según la propia página de esa fuerza política, lo que tienen son unas 9,400 actas de las 30,034 en total que constituyen el censo electoral, de acuerdo con CNE, o sea, en el mejor de los casos un tercio de los votos emitidos y a partir del cual proyectan la arrasadora victoria de González Urrutia.
Para colmo, muchas de las actas que pueden verse en el sitio web construido a tal efecto por González y Machado “son falsas o inválidas, porque no contienen los datos de los miembros de la mesa, los fiscales y la identificación de la máquina de votación”, amén de otras irregularidades.
Sería bueno que los periodistas, académicos y políticos que se pasan vociferando para que “muestren las actas”, tomen nota de una situación absolutamente anómala; y es cuando se examinan las actas presentadas en el sitio web, se comprueba que en los 24 distritos electorales el porcentaje de votos de González fue de 63% y el de Maduro es de 30%, lo que constituye un milagro sociopolítico que jamás se ha visto en la historia de los procesos electorales; es decir, la distribución de los votos entre González y Maduro es exactamente la misma. También lo que hay en la página de marras no son actas legitimas, sino un golpe blando en desarrollo, patrocinado por Washington y divulgado sincronizadamente por la inmensa mayoría de los medios de comunicación, controlados férreamente por la derecha.
El objetivo de esta maniobra es provocar una crisis política y social en Venezuela, fomentar disturbios, violencia y general un caos que propicie una eventual intervención de tropas mercenarias controladas por el Pentágono para lograr el ansiado cambio de régimen que permita que la mayor reserva mundial de petróleo que casualmente se encuentra en Venezuela, pase a manos de Estados Unidos.
Ese es el plan, que nadie se vaya a dejarse engañar. El resto es cartón pintado, y la participación de la oposición en las elecciones fue solo un pretexto para cantar “fraude” con meses de anticipación y provocar la violencia que desataron al día siguiente de los comicios, contratando a bandas armadas para sembrar el terror y la destrucción en las calles.