RAMON LUNA
La condición de empresario le concede al presidente Luís Rodolfo Abinader Corona, reelecto el pasado 19 de mayo, le da una visión aguda y oportuna en el manejo de la cosa pública.
Aunque el Estado no es una empresa, en más de un aspecto son bastante parecidos. No es posible, que el uno o el otro, sobrevivan sin disciplina y sin un manejo eficiente de los recursos.
Mientras dirigentes de todos los niveles, del Partido Revolucionario Moderno, se daban codazos para sacarse una foto en la toma de posesión, el presidente iba a otra cosa.
Un día después del histórico evento, mientras seguía la disentería de fotos vienen y fotos van, el presidente se reunía con Don Nasser Bourita, ministro de Asuntos Exteriores, de Cooperación Africana y de los marroquíes en el Exterior del Reino de Marruecos.
El Reino de Marruecos es una Monarquía Constitucional, ubicada en el Norte de África y es gobernada por Mohamed VI. Este país junto a España son los únicos países de África y Europa con salida al Mar Mediterráneo y al Océano Atlántico, lo que les confiere un envidiable valor estratégico.
Marruecos acaba de descubrir grandes yacimientos de gas y petróleo. Esto proyecta a la monarquía africana como una potencia energética a mediano plazo y, como siempre, nuestro presidente emprendió acciones para que nuestro país reciba un trato preferencial de la futura potencia.
Esto lo vimos durante su primer mandato con la República de Surinam y la República Cooperativa de Guyana/Guyana Inglesa/Antigua Guyana Británica.
El reconocimiento de la República Dominicana de la soberanía de Marruecos sobre el Sahara Occidental, tema peliagudo en el marco de la diplomacia y del que podríamos escribir en otro momento, indica que el mandatario va tan en serio, como cuando puso los intereses chinos en su puesto.
Me preocupa que podría suceder con la agenda del presidente más allá del 2028. Los sectores sensatos del país posiblemente se estén haciendo algunas preguntas y les preocupa que Don Luís Abinader sea un paréntesis en el tablero político dominicano.
¿Será capaz el Partido Revolucionario Moderno de mantener la lucha contra la corrupción con la misma determinación del actual gobierno, más allá del 2028?
¿Podrán futuros gobiernos seguir ampliando el espectro de negocio de la República Dominicana, una vez terminado el segundo mandato del presidente, e incrementar la confianza que muestran hoy en día los inversionistas extranjeros? Hablo de negocios, no de mafias.
¿Podría la lucha interna y las ambiciones personales deshacer el camino recorrido durante los gobiernos del presidente Abinader?
Carajo, ¡cuántos presidenciables!
Si la reforma fiscal y de la constitución son inaplazables, lo es aún más la modernización de los partidos políticos. La inyección de jóvenes competentes a la administración pública es uno de los mayores aciertos del presidente Corona y ese proceso de cambio no se puede detener.
Corren tiempos nuevos y no hay espacio para la vieja forma de hacer política.
Está en las manos del PRM seguir los procesos de cambios o volver a ese jodido pasado que engulló al viejo partido.
Adelante señor presidente y gracias por estar en lo suyo.