“Quisqueya, Vietnam, unidos vencerán”, rezaba una consigna muy popular; tropas imperialistas que mancillaron el suelo dominicano en 1965, fueron trasladadas a pelear contra Vietnam.
Por Rafael Chaljub Mejìa
Gracias, respetado compañero Pam Minh Chinh, por su visita, en calidad de primer ministro de la República Socialista de Vietnam, país con el cual el nuestro, a pesar de la distancia, tiene tanta cercanía.
“Resistir al agresor, defender el norte, liberar el sur y reunificar la patria”, fue el horizonte trazado por Ho Chi Minh. A esa meta se llegó en abril de 1975, a golpe de coraje y heroísmo y hoy Vietnam construye su vida en paz y en hermandad con los pueblos del mundo.
En ese ánimo y a invitación muy digna de aplauso del gobierno dominicano, el primer ministro nos ha dispensado su visita. Ojalá se estrechen aún más las relaciones.
Es de justicia destacar el papel del compañero Miguel Mejía en el acercamiento oficial de los dos países, y me resultaría imperdonable quedarme callado ante una presencia como la del primer ministro de Vietnam.
Dominicanos y vietnamitas se conocieron y se unieron en la lucha contra los mismos agresores.
“Quisqueya, Vietnam, unidos vencerán”, rezaba una consigna muy popular; tropas imperialistas que mancillaron el suelo dominicano en 1965, fueron trasladadas a pelear contra Vietnam.
El mismo embajador embaucador y marrullero, Elsworth Bunker, fue sacado de aquí y mandado a Vietnam a tratar de hacer lo mismo. Siempre los revolucionarios dominicanos encontraron en las hazañas de Vietnam, en Ho Chi Minh y sus camaradas, fuentes de inspiración y referencias valiosas.
Vietnam tiene raíces en nuestra tierra. Cuántas mujeres dominicanas se llaman Hanoi, conozco un compañero al que sus padres mocanos le pusieron Ho Chi Minh, un barrio capitaleño se llama Vietnam. Por iniciativa del Movimiento Izquierda Unidad y saludable acogida del ayuntamiento de Santo Domingo Este y el alcalde Manuel Jiménez, un hermoso busto del tío Ho fue erigido en una avenida de ese municipio.
Compañero Pam Minh Chinh, cuando retorne a su patria, eso sí, dígamele a su pueblo que aquí tiene un viejo y ferviente admirador, que cuando el cansancio se le acerca, piensa en Vietnam y su brillante ejemplo, siente entonces que le renacen el honor y la vergüenza, no se atreve a rendirse y sigue adelante. A pesar de las adversidades. A pesar de los años.