Por Santiago Castro Ventura
Hipólito Medina (Morocho), uno de los más populares médicos líderes gremiales en el este del país, fue salvajemente agredido el pasado viernes por un prepotente armado que, prevalido no sé de qué poder, parece que tiene patente de corso no solo para portar armas de guerra, sino para agredir a pacíficos ciudadanos que lo único que han hecho en su vida es aportar sus sanos servicios en defensa de la sociedad.
Con argumentos baladíes, pretextando un roce de vehículos, un individuo que hasta el momento se encuentra prófugo, persiguió y agredió con una pistola a Hipólito Medina, hasta tumbarlo al suelo e intentar dispararle a quema ropa, como todo un sicario.
Las autoridades deben investigar esta embestida y someter al orden social a ese señor que considera tiene derecho a aplicar su “justicia”, que no es más que la del gatillo alegre.
Al mismo tiempo deben determinar amparado bajo cuales circunstancias esta persona (creo ya identificada) tiene derecho a portar un arma de fuego.
Se supone que todo ciudadano autorizado a portar un arma debe aprobar varios registros de evaluación psicológica para determinar si es posible que pueda acceder a tan delicado instrumento, requisitos que entendemos son más rigurosos para el porte.
Aunque existen restricciones legales para la venta de armas, sabemos que proliferan en manos de ciertos gatillos alegres, que se las ingenian para burlar todos los parámetros legales de control.
Este un tema siempre discurre desapercibido y cada día se hace más frecuente. Que desaprensivos sin un equilibrio emocional adecuado, en atención a poder económico o influencias político-sociales, portan hasta armas de guerra como son las pistolas, ya han producido bastante malestar en la sociedad.
Por suerte en este caso no se materializó una tragedia como ya casi es una costumbre, pese a las limitaciones legales para el porte y tenencia de armas.
Las autoridades deben apresar y someter a la justicia a este vaquero del viejo oeste para que no solo él, sino sujetos con semejantes inclinaciones traten de respetar a los ciudadanos.
El doctor Hipólito Medina (Morocho) es un popular dirigente médico desde hace muchos años en continuidad a su antigua condición de líder estudiantil en la UASD, y nunca ha tenido problemas personales con nadie. En su pueblo de San Pedro de Macorís junto al doctor Cesar Gómez Gerónimo, son los más populares dirigentes médicos.
Reiteramos nuestro llamado a las autoridades para que no quede impune la injusta agresión a Morocho, como lo llamamos los médicos y sus compueblanos.