Jóvenes intelectuales se echaban al hombro el fusil reivindicador del verso comprometido, dulcificando con sus hermosos disparos el áspero ámbito de las andanzas de lucha en la desesperada etapa de posguerra. Precisiones Por Santiago Castro Ventura Desde el seno del pueblo, en la Cruz de Mendoza, al calor de la efervescencia patriótica que había generado la Guerra de Abril de 1965 surgía el aeda Mateo Morrison, con la proverbial sencillez que le caracteriza. Todavía retumbaban las poderosas metrallas cargadas de explosivas poesías como el célebre «Canto a Santo Domingo Vertical» de Abelardo Vicioso, «Ni un paso atrás» de Pedro Mir y otros poemas de bardos comprometidos con la defensa de la patria, cuando nos llegaba desde Chile el «Versainograma a Santo Domingo» de Pablo Neruda, la poesía neutralizaba el revés. En los liceos, en la universidad, estos eran himnos de acción para la movilización. En ese ambiente surge el poeta Morrison como destacado integrante del Grupo Literario «La Antorcha». Jóvenes intelectuales se echaban al hombro el fusil reivindicador del verso comprometido, dulcificando con sus hermosos disparos el áspero ámbito de las andanzas de lucha en la desesperada etapa de posguerra. Mateo al referirse a aquellos momentos críticos, donde irrumpían los jóvenes poetas de manera inoportunamente grata, apuntó sobre el particular: “El estallido insurreccional de abril permeó todos los aspectos de nuestras vidas y la poesía como cristal de los pueblos, registró en sus imágenes y metáforas, pinceladas que quizás pudieron escaparse en su objetividad científica a la historia”. “Y esto no es nuevo. ¿Qué son acaso La Ilíada y La Odisea sino receptáculos de las guerras y luchas del pueblo griego? ¿Y la Biblia no está cargada de los episodios bélicos de la época? ¿Y las grandes obras épicas orientales?” “La Comuna de País, las Revoluciones Francesa, Mexicana, Rusa y Cubana, entre otras, han impactado la vida cotidiana y se han manifestado de las formas más diversas en la música, las artes plásticas y la literatura”. “La jornada de abril no ha sido una excepción y sólo hay que recordar a los poetas Pedro Mir, Abelardo Vicioso, Miguel Alfonseca, Rene del Risco, Máximo Aviles Blonda, entre otros, que en la histórica declaración de los artistas del 4 de julio de 1965, donde expresan: «Hemos cumplido con nuestro deber. […] (Mateo Morrison. Abril del 65 visión poética. Colección 50 Aniversario de la Gesta patriótica de Abril de 1965. Santo Domingo, 2016. pp. 29-30). Mateo llega a la UASD y desde el Movimiento Cultural Universitario (MCU), se incorpora a la lucha social y política que libraba la juventud dominicana de manera indoblegable para extirpar el neotrujillismo en ciernes que representaba el balaguerato. En las grandes jornadas culturales y sociales de la época ahí estaban los más dignos representantes del MCU con Morrison, el «teórico» Jimmy Sierra, Domingo de los Santos y los demás abanderados de la literatura comprometida en la universidad. Esta actividad la continuó en el mismo tono militante en la Dirección de Cultura de dicha institución universitaria, junto al nunca olvidado asesor del movimiento estudiantil Narciso González (Narcisazo) y Antonio Lockward por supuesto. Todavía no se ha escrito el honroso papel de la prensa en general en este periodo, uno de estos órganos el periódico La Noticia, bajo la aguerrida dirección de Silvio Herasme Peña, Huchi Lora y Miguel Angel Prestol, entre otros. Ese histórico medio decidió agregar un suplemento literario y no pudo ser mejor la elección de la dirección, que recayó en Mateo Morrison y el también brillante intelectual León David (hijo de Juan Isidro Jiménez Grullón, mí muy ilustre maestro de historia 011). El suplemento literario Aquí, constituyó un faro de luz para la cultura popular sin diferencias ideológicas que encontró un órgano de apoyo, en medio de la sórdida oscuridad que se ejercía desde el poder, persiguiendo las ideas políticas disidentes bajo el sambenito que violaban una ley que prohibía “practicar el comunismo”. Usted fácilmente no solo se pasaba una temporada tras las rejas por sus ideas, sino que podía perecer en un “intercambio de disparos”, aunque usted solo esgrimiera las citas del presidente Mao. A tono con su liderazgo literario, Mateo rindiendo honor a dos poetas comprometidos con las luchas sociales de los pueblos, fue el creador del Taller literario Cesar Vallejo y el Encuentro internacional de poetas Pablo Neruda. En un ambiente de saludable debate intelectual se forma la generación literaria de los 80. El encuentro internacional de escritores Pablo Neruda, también fue uno de los importantes acontecimientos literarios de ese lapso. Mateo ha sido un intelectual por completo, dedicando su vida a la literatura de una manera sana, a tono con la naturalidad que le caracteriza, sin ínfulas de grandeza, sin ostentación de su prolífica bibliografía literaria. Esa vehemencia por las letras fue adquirida desde el hogar, cabe destacar que sus hermanos Heriberto y Ramón también son apasionados por la literatura. En estos momentos en que el arte, la literatura y las ciencias sociales en general son hostilizadas por la cultura de lo insulso, lo soez, lo agreste, debemos alentar que Mateo continue adelante con su antorcha literaria, al igual que otros nobles intelectuales que todavía son incansables promotores de la poesía y la literatura en general por encima de todas las dificultades, como Odalis Pérez, Basilio Belliard, Plinio Chain, Julio Cuevas, Miguel de Camps, Cesar Zapata y los demás que insisten con muchos bríos en no permitir que zozobre la cultura en nuestro medio. Lee también:El dominicano que se dañóEDITORIALEDITORIAL¿Alquilar o comprar un inmueble?Lo que fue aquella generación de idealistas¿Regresó Trump, y ahora?El declive moral de un imperioCuidar la mente limpia de los niños
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