Por María Teresa Cabrera
En la propuesta de gobierno que como candidata a la presidencia de la República proponemos al electorado, la educación constituye un eje de primer orden.
Refiero a la educación que proporciona conocimientos, enriquece la cultura, fortalece principios éticos y desarrolla valores humanos; la que contribuye al crecimiento material y espiritual de las personas y sociedades.
El índice de desarrollo humano, que debiera ser el parámetro para evaluar cada año el avance del país, se fundamenta en lo esencial en la educación, la salud y la economía; pero estas dos últimas tienen una relación directa con la primera. La educación influye de manera significativa en la salud por todo lo que aporta en materia de prevención y porque igual que en la economía, forma sus profesionales y técnicos, y contribuye a crear una cultura favorable a ambas.
Soy maestra. Me he formado profesionalmente en Educación, Desarrollo Humano y Políticas públicas para el desarrollo social, y es natural que esta condición me permita enfocar desde esa perspectiva las posibilidades de desarrollo del país.
Además, he sido dirigente de la Asociación Dominicana de Profesores (ADP) desde los niveles de base hasta su máxima dirección nacional; lo que me ha permitido conocer de manera directa el impacto de la inversión pública en educación sobre el mundo laboral y la movilidad social.
Mi propia experiencia de vida como maestra me permite afirmar que la educación es un vehículo seguro e idóneo para la movilidad social. Porque he podido observarlo en el progreso de muchas familias en contextos municipales y regionales.
Cientos de familias conocidas han salido de la pobreza material y espiritual a través de la educación que han recibido, que les ha permitido encontrar, y aprovechar mejor, oportunidades en el mundo laboral.
Vista una perspectiva económica del país, más maestros y maestras, personal de apoyo y administrativo, y mejores salarios cada vez para todos estos, inciden de manera directa en la demanda nacional de bienes y servicios, y esta desde luego, presiona a una oferta que a su vez impacta en la necesidad de nuevos empleos, y en conjunto vuelven al Estado con aportes al fisco mediante el pago de impuestos.
A reservas de analizar a fondo el impacto general de la asignación del 4% del PIB a la educación y de cuánto de estos recursos ha desviado la corrupción, se puede decir que a partir de esta conquista ha aumentado el salario de los maestros y maestras ; y más jóvenes con una mejor preparación del bachillerato decidieron estudiar magisterio; e incluso profesionales de otras áreas hicieron procesos de habilitación para entrar a la carrera docente. Aumentó la matrícula en la UASD, y universidades privadas abrieron la carrera docente.
Estoy convencida de que con educación avanzamos. Porque la educación es fundamental para la formación de los técnicos y profesionales que servirán de sostén al desarrollo y diversificación de la producción y la economía. Es vital para investigar cómo mejorar y ampliar lo que se produce, y de qué manera se produce.
La educación es de suma importancia para generalizar valores y garantizar el proceso democrático; la igualdad entre hombres y mujeres; fomentar la inclusión social, la tolerancia entre los seres humanos y la convivencia de estos con la naturaleza y el medioambiente.
El desmonte cultural del machismo como un estigma dominante y causante de desigualdades, violencia contra las mujeres y de los mismos feminicidios en la sociedad, tiene un soporte fundamental en la educación desde la temprana edad.
La educación es la esencia del desarrollo humano y del país.