Umbral

Parturientas haitianas, banda fascista y la extinción de la dominicanidad

Estos “patriotas” que de modo impune usan uniformes militares en contravención a las leyes. Se han atribuido derechos policiales que no les son afines, de permitir o rechazar protestas o manifestaciones públicas. El pasado año agredieron a los que nos manifestábamos en el Parque Independencia contra la masacre del sionismo al pueblo palestino. Esto significa que estaban defendiendo el “derecho” a masacrar a los palestinos, que pasan por la desgracia de ser ocupados militarmente  por los extranjeros sionistas, como puede ser el destino de los dominicanos.

PRECISIONES

El tirano Ulises Heureaux (Lilís) pregonaba no le interesaba la historia, porque no la iba a vivir. Hoy tenemos un grupo de coetáneos que comulgan con esa malhadada tesis, en este caso por unos dólares más. Como estudioso de la historia estamos convencidos que en un futuro que ojalá sea lejano, la República Dominicana se encamina a desparecer absorbida por la nueva modalidad de ocupación haitiana, la invasión de los úteros.

El país contiguo fracasó de manera estrepitosa en el lapso de 1822-1844 cuando desperdiciaron lo que entendíamos fue la última oportunidad de unificar esta pequeña isla mediante un Estado federado, como reclamó Pedro Francisco Bonó. Los gobernantes haitianos trataron a los dominicanos como un pueblo conquistado, obligando a los criollos a sacudirse del yugo de ser vasallos de otro país en su propia tierra.

¿Los vecinos en una lamentable bancarrota institucional tendrán los recursos  para llevar a cabo la invasión de los vientres gestantes, que es una labor de alta envergadura?  Su clase gobernante sin poder para enfrentar las bandas y que en una afrenta a los esfuerzos de Toussaint y Dessalines abogan por la intervención extranjera para resolver sus problemas, con esa manifiesta insolvencia no podemos imputarles la responsabilidad del nuevo proyecto de ocupación a la parte dominicana de la isla.

No obstante, debemos advertir este dilema no es nuevo, hace varios años se implementó la modalidad de giras de parturientes en labor de partos, trasladadas en autobuses desde Haití a  Dajabón y Santiago a desembarazarse en las maternidades de esas ciudades.

Entonces no oímos la alarma de Amnistía  Internacional, el señor Antonio  Guterres, secretario general de la ONU, ni ciertos sectores criollos, denunciando que esas mujeres llegaban a nuestras maternidades sin chequeo prenatal, en plena labor de parto, muchas con necesidad de cesáreas inmediatas, todas a bordo de autobuses sin condiciones para una atención obstétrica delicada y con el beneplácito de las autoridades haitianas. En esos instantes no existían derechos humanos violados.  Ese operativo requería inversiones. ¿De dónde salían los recursos? Aunque no se ha aclarado quien patrocinaba esas giras inéditas, ya debemos tener una idea clara de quienes las auspiciaban.

Es obvio que Estado haitiano se beneficia, una cesárea es un proceso quirúrgico que incluye múltiples gastos en anestesia, hilo absorbible de Catgut, hilo no absorbible, compresas, soluciones parenterales, catéteres, entre otros insumos que están muy costosos, mucho más cuando se usan en grandes cantidades, son miles de parturientas haitianas. Además personal especializado médico y paramédico que asisten a las embarazadas y el equipo de cirugía. El hilo quirúrgico y la anestesia local, también son de uso rutinario en las episiotomías en el primer y segundo parto normal.

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