Umbral

Opinión Constitución, régimen económico y pueblo

Las grandes mayorías nacionales deben poner en un primer plano luchar por un ambiente en el cual exista concordancia entre el régimen económico y la Constitución política, que uno y otra respondan de manera armónica al sentir popular.

Por Ramón A. (Negro) Veras

1.- Todo país civilizado está organizado bajo una Carta Magna, la ley fundamental del Estado, que determina su régimen social y estatal, sistema electoral, los principios de organización y actividad de los diversos órganos de poder, los derechos y obligaciones de los ciudadanos.

2.- Lo que enseña la vida política de los pueblos es que la existencia de los derechos y las libertades no depende de que figuren claramente en la Constitución, sino de que formen parte del accionar de los ciudadanos.

3.- Los derechos absolutos de las ciudadanas y los ciudadanos dominicanos están expuestos de manera nítida en la Constitución; solo falta su materialización.

4.- Una cosa es la vigencia de un derecho absoluto o no, en el instrumento constitucional, y otra, el dominio e influencia ejercido por el sistema social predominante.

5.- Al pueblo dominicano llano, al de a pie, al que come a veces, hay que explicarle que sus derechos a vivir dignamente figuran en la Constitución dominicana, pero carecen de vigencia por la forma como está regida la sociedad.

6.- Cada dominicano tiene derecho a los servicios de salud, pero esa facultad se convierte en letra muerta porque el sistema se traga la prerrogativa, y finalmente el titular queda desamparado, aunque la Constitución lo protege.

7.- Lo que la realidad le dice a los pueblos es que no basta con que luchen por conquistar derechos, sino que extiendan su batallar a cambiar el régimen económico, que es el que determina el funcionamiento bueno o malo de la sociedad.

8.- Derecho a la salud, a una educación de calidad, a una vivienda digna, al empleo, a la seguridad personal y de bienes; estos y otros derechos constitucionales son inherentes a cada ciudadano y ciudadana.

9.- Pero todo  queda en lo que contiene por escrito la Carta Magna, nada materializado en la persona física llamada a ser la beneficiada con la disposición constitucional.

10.- La gente del pueblo merece conocer de la dicotomía que se produce en nuestro país entre la Constitución y la forma de organización social.

11.- Por muy hermosa redacción que tenga la actual Constitución dominicana, ella no llena las legítimas aspiraciones de la mayoría de la población dominicana.

12.- La Constitución dominicana hay que verla como una dualidad, lo que en ella se puede leer, pero no ejecutar.

13.- Analizando de manera objetiva la Constitución que hoy nos rige y su contradicción con la vida material y espiritual del pueblo dominicano, lo que se impone es, en cualquier escenario, bregar por cambiar el régimen económico presente para ponerlo acorde con las disposiciones constitucionales.

14.- Para nuestro pueblo es un logro que la Constitución funcione acorde con los principios sobre los cuales descansa la organización social y económica.

15.- De cualquier forma que se lea la Constitución que impera aquí, ella no deja ver “la anatomía”, el régimen económico y social que le sirve de sustentación, como tampoco el contenido con relación a la igualdad de posibilidades, que nada tiene que ver con la igualdad ante la ley.

16.- Las grandes mayorías nacionales deben poner en un primer plano luchar por un ambiente en el cual exista concordancia entre el régimen económico y la Constitución política, que uno y otra respondan de manera armónica al sentir popular.

 

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