RAMON LUNA
La renuncia de Robinette Junior Biden como candidato a la presidencia por el Partido Demócrata, era un reclamo ensordecedor de dirigentes, militantes y hasta del sentido común. La predecible decisión de Biden abre un escenario impredecible con miras a las elecciones de noviembre. El juego no termina hasta el out 27.
Para empezar, la renuncia del octogenario presidente desplaza el atentado contra Donald J Trump a un segundo plano y vierte contra el díscolo política el principal argumento de su campaña: un viejo acabado, enfermo e incapaz no debe gobernar el país de las barras y las estrellas.
Ahora el anciano, con 78 años a cuesta, es él.
En 24 horas, después de anunciada la renuncia de “Soñoliento Biden”, el Partido Demócrata recaudó más de 90 millones de dólares. Esto podría ser una señal de que el nuevo escenario puede revitalizar la campaña demócrata y dar una vuelta a lo que pronostican la mayoría de las firmas encuestadoras.
Este cambio de guión podría ser una premonición de lo que dijo Nikki Haley, cuando era precandidata por el Partido Republicano: el partido que retiré primero a su anciano candidato ganará las elecciones.
La otrora Embajadora de los Estados Unidos de América ante la Organización de las Naciones Unidas, precisamente durante el gobierno de Trump, llegó a solicitar pruebas de conigtividad para los candidatos a presidentes con 75 años o más. La veremos diciendo digo, donde dijo Diego.
Kamala Harris, fiscal de carrera, exsenadora y actual vicepresidenta arañará votos entre los “afroamericanos”, los “latinos” y las mujeres, pero se le resistirá el voto de los predestinados blancos de clase media. Esos, a quienes le basta con ser blancos para merecer que los descendientes de esclavos y los latinos de países de mierda le besen el trasero.
A este grupo, quienes encarnan la “Venganza de los poderosos, les irrita que un jodido negro se haya sentado en el Despacho Oval y desde el 2008 vienen tragando bilis. Estos podrían hacer que arda Estados Unidos como ardió Mississippi por décadas. El asalto al Capitolio, en mi opinión fue un ensayo. Los pronunciamientos de Trump, amenazando con un baño de sangre si pierde las elecciones, son cónsonos con las bravuconadas de Nicolás Maduro y sus acólitos en la República de Venezuela. ¿Acaso ha terminado Estados Unidos siendo una república bananera más?
Comienza una partida nueva, y aunque los demócratas parten con desventaja, nada está decidido.
En estas elecciones se renueva parte del Senado, se elige un nuevo Congreso y el Poder Ejecutivo. Poner todo ese poder, que ya lo tuvo por dos años (2016-2018), en manos de un resentido, senil y díscolo Trump es altamente volátil y podría generar consecuencias catastróficas.
Como dijo James David Vance en 2016, éste tolete es el compañero de boleta de “Agarra chochos”: Donald Trump podría ser el Hitler de América y nunca votaría por él”.
La ventaja de Trump es una pura y simple: sus seguidores son fanáticos, no hablamos de ciudadanos críticos y mucho menos autocríticos.
Aunque parezca un argumento banal, la remontada de Kamala Harris podría estar en las manos de Taylor Swift. En lo que eso llega, qué “Dios” nos libre de los blancos resentidos, los cristianos sinvergüenzas y los descendientes de esclavos con complejo de blancos.
Nota 1: “La venganza de los poderosos” es el título de un libro escrito por el intelectual venezolano Moisés Naín.
Nota 2: James David Vance, compañero de boleta de Donald Trump y Senador por Ohio es el autor de Hillbilly Elegy, obra en la que predijo la llegada a la presidencia de los Estados Unidos de un resentido como Donald Trump.
Casado con una inmigrante, a James David Vances le veremos poco durante la campaña. Oportunismo puro y duro.
Nota 3: Taylor Swift es la persona más influyente de los Estados Unidos de América, su apoyo al Partido Demócrata podría movilizar el decisivo voto de las mujeres y los jóvenes.