Por iniciativa de Joseito, intercambiaron las cédulas con quienes habían decidido entregarse. Esta fue una astuta decisión de Joseito, para, en caso de ser detenido o asesinado como presumía, ganar tiempo para evadir la persecución en las montañas.
JULIO DISLA
En el contexto político de la época, emergieron figuras cuya influencia trascendió las fronteras de lo ordinario. Uno de esos líderes fue Joseito Crespo Minaya, fundador y destacado dirigente del Movimiento Revolucionario 14 de Junio, quien se destacó por sus dotes de organizador y su profundidad en el pensamiento político que marcó una diferencia significativa más allá de lo local; es decir, traspasó más allá de la ciudad que lo vio nacer.
En este artículo póstumo exploraré los aspectos clave que hicieron de Crespo Minaya un líder visionario de excepcional condición política y humana.
Capacidad Organizativa
La capacidad organizativa de Joseito Crespo fue uno de los pilares que sustentó su liderazgo. Desde que se inició en el ruedo político demostró un talento innato para coordinar esfuerzos, movilizar recursos y gestionar proyectos con eficiencia. Su habilidad para estructurar células partidarias, delegar responsabilidades y establecer metas claras fue fundamental para el éxito de múltiples iniciativas.
Uno de los ejemplos más notables de su capacidad organizativa la exhibió durante el régimen de terror trujillista, cuando organizó de forma clandestina varias células del Movimiento Revolucionario 14 de Junio en la ciudad de Mao. Su enfoque meticuloso y su atención al detalle permitieron que el Partido, no solo se desarrollara sin dificultades, sino que superara las expectativas en términos de impacto social y económico.
Rafael Darío Herrera destaca en su artículo en Acento, de fecha 13/04/2024, que Joseito Crespo Minaya logró incorporar a los diferentes frentes guerrilleros a Rafael Reyes (Pitifia) y su hermano el doctor Anulfo Reyes Gómez, Manuel de Jesús Fondeur (Piculín), Rafael Crespo Minaya (Rafita), Ramon Valerio Valera (Monchy), Manuel de los Santos Reyes (Reyito) y Fernando A. Ramírez Torres (Papito).
En el proyecto de la guerrilla de Manaclas, Joseito Crespo fue responsabilizado de trasladar a Manuel Aurelio Tavárez Justo (Manolo), jefe político del Movimiento Revolucionario 14 de Junio, a la ciudad de Santiago, cumpliendo con destreza esa encomienda, muy a pesar de algunas incoordinaciones de operatividad.
En una entrevista dada a la revista “Qué”, dirigida por el doctor Juan Isidro Jiménez Grullón, Joseito Crespo Minaya narra las vicisitudes del Frente Guerrillero de Manaclas, al considerar como torpe y descabellada la decisión que permitía que una comisión integrada por los comandantes de la guerrilla Fidelio Despradel, Juan Germán Arias (Canchano), Domingo Sánchez (El Guajiro) y Marcelo Bermúdez abandonaran el Frente Guerrillero, pues estos tenían una gran influencia en el grupo, por su comportamiento y disciplina.
Profundidad en el Pensamiento Político
Mas allá de su habilidad para organizar, Joseito Crespo Minaya es reconocido por la profundidad de su pensamiento político. Sus ideas no solo abordaron las problemáticas superficiales, sino que penetraron en las raíces estructurales de los desafíos que enfrentaba el Frente Guerrillero en Manaclas ante el cansancio y agotamiento de los integrantes del Frente.
“Manolo, en un gesto que demuestra su respeto a las normas democráticas internas de la organización, pide que cada uno opine sobre la situación. El primero en hacerlo fue Emilio Cordero Michel, quien después de analizar la situación particular del Frente nuestro concluye afirmando que debíamos entregarnos, porque con ello ‘garantizábamos la vida de Manolo’, cuyo prestigio y condiciones de líder eran necesarias para el futuro de la Revolución Dominicana. Y es ahí donde hace la comparación entre Manolo y el gran líder africano Patricio Lumbumba, para significar la necesidad de salvaguardar la vida de Manolo”. (Minaya Crespo, Joseito, entrevista en “Qué”).
Rafael Chaljub Mejía, en “La Guerrilla Del Decoro”, destaca que después de Cordero hablaron otros integrantes como Luis Peláez, pronunciándose igualmente en favor de la rendición, aunque aclaró que él, personalmente, no se rendiría. Otros se pronunciaron francamente a favor de la rendición.
“Hasta que Joseito Crespo hizo uso de la palabra y puso la nota disonante”, al empezar diciendo que “la entrega de 20 guerrilleros armados, con Manolo a la cabeza, es un acto impropio del revolucionario… Para luego refutar el argumento, de claro corte chantajista, que cobraba cuerpo en la gran mayoría de los guerrilleros, de que Manolo debía entregarse con el grupo, porque el líder era la garantía de los demás y no podía dejar que sus hombres se entregasen solos”.
“Ese es el suicidio político de Manolo, como líder revolucionario -refutó Joseito-, y con sentido realista, reitero una advertencia que posteriormente se vio justificada. La reacción teme tanto a Manolo que no va a desperdiciar la oportunidad de asesinarlo y de justificar su muerte diciendo que murió en combate”. (Chaljub Mejía, Rafael, La Guerrilla Del Decoro, página 283, primera edición 1994).
Cuenta Rafael que “Manolo escuchó las distintas posiciones y pidió tiempo para tomar la decisión final. Entonces Joseito volvió a hablarle directamente a Manolo, diciéndole ante los demás ‘Aquí tú eres el comandante Supremo de las guerrillas y, al fin y al cabo, se hará lo que tu digas. No creas eso de que tú eres la garantía del grupo. Si, por el contrario, el odio del enemigo va dirigido principalmente contra ti, la decisión de matarte la cumplirán donde te encuentren, aunque tengan que matar la cantidad que sea. Venimos a hablar contigo y a sugerirte, una vez más, que no te entregues. Si te entregas, te van a matar y, si no te matan, te van a desacreditar’”. (Ver obra citada, página. 286).
“Estos son los mismos guardias de Trujillo y van a darle, a todo quien caiga en sus manos, el mismo tratamiento que les dieron a los guerrilleros del 1959”. (Joseito Crespo Minaya hablándole a Pitifia).
Manolo decidió entregarse junto a los partidarios de la entrega, fue entonces cuando Joseito fue a despedirse del comandante Supremo y le dijo: “Como ha prevalecido la opinión de entregarse, queremos permiso para irnos y tratar de salvarnos por nuestra propia cuenta”. Manolo asintió. Junto a Joseito salieron Polón y Pitifia, pero antes de retirarse, por iniciativa de Joseito, intercambiaron las cédulas con quienes habían decidido entregarse. Esta fue una astuta decisión de Joseito, para, en caso de ser detenido o asesinado como presumía, ganar tiempo para evadir la persecución en las montañas; ya que lo habían declarado muertos o presos a los tres.
“Confieso mi vacilación en cuento a que debí luchar hasta el último momento para que no se materializara la entrega. Para ello debí convencer a los compañeros de que no debían entregarse, de que era una decisión contraria a los más elementales principios revolucionarios y llevar la lucha hasta el fin contra los que propugnaban por la entrega, para evitar la infeliz y funesta decisión”, dijo Crespo Minaya, según parte de la entrevista citada.
Joseito narra que, “enterados de la muerte de Manolo y los compañeros, tomamos rumbo a Santiago Rodríguez, Polón, Pitifia y yo. José Daniel y Luis Peláez habían tomado otro rumbo. A los ocho días fuimos apresados por una patrulla del Ejército en las cercanías de Santiago Rodríguez”.
Capacidad para la adaptabilidad
Una de las características que distinguió a Joseito Crespo Minaya fue su capacidad para innovar y adaptarse a los cambios. Al desaparecer el 1J4 y tras formar parte, por breve tiempo, de algunos de los grupos residuales de la vieja organización, dejó la militancia política partidaria y se dedicó a los negocios privados. Luego se fue a residir a París, Francia, donde pasó varios años y se dedicó a estudiar economía, logrando el título de licenciado. También su casa en Francia se convirtió, de hecho, en la embajada de los dominicanos; pues todo el que llegaba a Paris tenía una habitación en la casa de Joseito. se relacionó con el Partido del Trabajo de Albania, con lo cual construyó una relación política que la enlazó con el viejo Movimiento Popular Dominicano (MPD). A principios de los ochenta, se trasladó a Nueva York, siendo miembro de la oficina de información del Partido Comunista del Trabajo (PCT). Allá dirigía dos bodegas con la que ayudaba económicamente a financiar algunas actividades de su partido.
Joseito Crespo Minaya representó la conjugación perfecta de capacidad organizativa y profundidad en su pensamiento político. Su liderazgo no solo se reflejó en la eficacia con la que gestionó proyectos, sino también en la calidad de sus ideas y la claridad de su visión. En una época en que la superficialidad, escasez de profundidad en el pensamiento, eran visibles, Joseito exhibió un pensamiento robusto y sólido. Sus legados en República Dominicana y en la ciudad de Nueva York son fuentes de inspiración para futuras generaciones.
Falleció el domingo 5 de agosto de 1984, de un ataque de asma, en la ciudad de Nueva York, donde dejó un legado de lucha, honestidad a toda prueba y consistencia. Por eso, todos sus pasos solo dejaron huellas, profundamente marcadas, de verticalidad.