Por Julio Guzmán Acosta
Gaza.- En la madrugada de este lunes, un ataque aéreo israelí destruyó una escuela en la ciudad de Gaza que se había convertido en refugio para familias desplazadas por la guerra, dejando al menos 36 muertos, entre ellos 18 niños de corta edad, según informaron los servicios de emergencia locales. Este trágico episodio es parte de una escalada militar que ha azotado la Franja de Gaza en las últimas semanas, con consecuencias humanitarias devastadoras para la población civil.
El Gobierno de Israel, encabezado por el primer ministro Benjamín Netanyahu, confirmó el bombardeo mediante comunicados oficiales en los que, sin mencionar las víctimas, se jactó de haber atacado 200 objetivos en Gaza en las últimas 48 horas. Según las fuerzas armadas israelíes, estas operaciones buscan destruir “células terroristas” y reducir la capacidad operativa de las milicias palestinas que controlan el territorio.
La escuela atacada, Fahmi al Jarjawi, había sido habilitada como centro de refugio para cientos de familias desplazadas por la violencia. El ejército israelí justificó el bombardeo alegando que las instalaciones ya no funcionaban como escuela, sino que habían sido convertidas en “centros de comando y control” de las organizaciones Hamás y la Yihad Islámica. Sin embargo, no se presentaron pruebas que respaldaran esta afirmación.
Imágenes difundidas desde Gaza mostraron las llamas consumiendo el edificio y cuerpos carbonizados en su interior. Según Fahmy Awad, jefe de los servicios de emergencia gazatíes, además de los 36 muertos, hubo 55 heridos en el ataque. La oficina de prensa del Gobierno de Gaza confirmó que 18 de las víctimas mortales eran niños.
El ejército israelí aseguró que tomó “medidas para mitigar el riesgo de causar daño a civiles”, incluyendo el uso de municiones de precisión y vigilancia aérea, al tiempo que acusó a Hamás de usar a la población civil como escudos humanos. Estas declaraciones llegan en una semana en la que el propio ejército israelí reconoció estar investigando “múltiples casos” en los que sus soldados utilizaron a detenidos palestinos como escudos humanos, una práctica condenada internacionalmente.
La violencia no amaina. Pocas horas después, el ejército israelí emitió una nueva orden de evacuación que afecta casi todo el sur de Gaza, anunciando un “ataque sin precedentes” contra objetivos “terroristas”. El portavoz militar, teniente coronel Avichai Adrae, indicó que las fuerzas israelíes buscan “destruir las capacidades terroristas en la zona”, en un mensaje difundido en árabe a través de redes sociales.
Según fuentes locales y medios internacionales, la madrugada de este lunes fue especialmente mortífera en el norte de Gaza, donde se reportaron cerca de 50 víctimas más solo hasta el mediodía. El canal qatarí Al Jazeera informó, con imágenes satelitales, que los blindados israelíes están cercando varios hospitales en esa zona, como el Hospital Indonesio y el Hospital al Awda, donde aún permanecen pacientes y personal médico.
Desde que comenzó la ofensiva israelí hace casi 600 días, más del 90 % de los hospitales en Gaza han sido dañados o destruidos, lo que agrava la crisis sanitaria. Las víctimas mortales en el enclave palestino superan ya las 53,500, con más de la mitad de ellas mujeres y niños.
Israel sostiene que sus ataques se dirigen exclusivamente contra milicianos, almacenes de armas y túneles subterráneos, pero la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA) advierte que “no hay ningún lugar seguro” en Gaza. Los refugios están saturados y muchas familias se ven obligadas a buscar protección en edificios destruidos o al aire libre, compartiendo incluso instalaciones sanitarias mínimas.
La escalada bélica forma parte de la operación “Carros de Gedeón”, con la que Israel pretende hacerse con el control del 75 % de Gaza en los próximos dos meses, según planes filtrados al diario israelí Times of Israel. Actualmente, Israel controla alrededor del 40 % del territorio.
En paralelo a la guerra, los esfuerzos diplomáticos para detener la violencia siguen estancados. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, expresó su deseo de que el conflicto termine “cuanto antes”, sin anunciar medidas concretas para presionar a Israel. Mientras tanto, Netanyahu ha ordenado que sus negociadores viajen a Doha, capital de Qatar, para continuar las conversaciones sobre un posible alto el fuego.
Crisis humanitaria y bloqueo de ayuda
La situación humanitaria en Gaza es desesperada. Miles de toneladas de alimentos y medicinas permanecen atrapadas en los accesos debido al prolongado bloqueo impuesto por Israel desde hace más de dos meses y medio. Las organizaciones humanitarias alertan sobre la grave escasez de recursos básicos, con niños que caminan buscando comida o agua y madres que alimentan a sus hijos con hierbas o agua contaminada, a pesar del riesgo de enfermar.
Aunque el 18 de mayo las autoridades israelíes anunciaron el levantamiento del bloqueo total para permitir la entrada de ayuda, el volumen de ayuda que efectivamente llega es insuficiente. Portavoces de la UNRWA indicaron que el número de camiones que ingresan varía entre “ninguno” y “algunas decenas” diarios, muy por debajo de los más de 500 camiones necesarios para aliviar la crisis.
Organizaciones de derechos humanos en Gaza critican que el supuesto levantamiento del bloqueo es más una maniobra propagandística que una respuesta real a la emergencia. El Centro Palestino de Derechos Humanos denunció que la medida busca “limpiar la imagen” de Israel ante la comunidad internacional, sin un compromiso genuino para atender la catástrofe humanitaria.
Controversia con la Fundación Humanitaria de Gaza
En medio de la crisis, la Fundación Humanitaria de Gaza, un proyecto impulsado por Israel y apoyado por Estados Unidos para controlar el suministro de ayuda y desplazar a la ONU en el territorio, ha sufrido un revés importante. Su director ejecutivo, Jake Wood, anunció su dimisión justo cuando la fundación estaba por iniciar operaciones. Wood expresó sus dudas sobre si el proyecto cumplirá con los “principios humanitarios”.
La fundación, que carece de una financiación transparente y está registrada en Suiza, fue seleccionada por Netanyahu sin seguir los procedimientos habituales, según revelaciones recientes. El plan contempla que soldados israelíes, en cooperación con mercenarios extranjeros, manejen la distribución de ayuda, una iniciativa rechazada ampliamente por organizaciones humanitarias y ONG.
Conclusión
Mientras el conflicto armado sigue dejando un saldo creciente de víctimas civiles, especialmente niños, y la infraestructura sanitaria y social de Gaza se desmorona, los esfuerzos diplomáticos y humanitarios enfrentan enormes desafíos. La comunidad internacional observa con preocupación cómo la guerra y el bloqueo profundizan una crisis que parece no tener fin, en la que la población civil paga el precio más alto.
La escalada militar israelí y la respuesta internacional serán decisivas en los próximos días para determinar si la violencia cede o si Gaza seguirá sumergida en una tragedia humanitaria sin precedentes.
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