JUAN T H
En Venezuela hay una guerra entre el “chavismo” que encabeza Nicolás Maduro y los gobiernos de Estados Unidos, sean estos demócratas o republicanos, (es la misma vaina) respaldados por la oligarquía criolla que gobernó el país durante muchos años.
Cerca de mil sanciones económicas y políticas le ha impuesto el “imperialismo yanqui” al gobierno de Caracas, sin contar los sabotajes, las acciones terroristas y los intentos de golpe de Estado y asesinato del presidente Maduro y de los demás líderes de la “revolución bolivariana”,
El bloqueo de Estados Unidos a Venezuela ha sido duro. El pueblo venezolano ha pagado un precio muy alto por su intento de ser libre y soberano, dueño de su destino, igual que el pueblo cubano que se ha mantenido firme defendiendo su revolución socialista por casi siete décadas, a pesar del rechazo de casi la totalidad de la “comunidad internacional”, que sólo sirve cuando es interés de Estados Unidos, igual que la ONU, la OEA y otros organismos internacionales.
Quien no lo entiende, quien ignora esa realidad política, está perdido.
Venezuela es uno de los países más ricos, no sólo de América Latina, sino del mundo, con parte de las mayores reservas petrolera del planeta.
Mientras Venezuela era dirigida y conducida por la oligarquía y los dirigentes políticos más corruptos de la región, no había problemas.
Los problemas comenzaron cuando se produjo el cambio bajo el liderazgo de Hugo Chávez, que no era, como sus antecesores, un peón, lacayo de la oligarquía y de los Estados Unidos. (Por cierto, Chávez, que recién cumpliría 70 años, murió pensando que el cáncer que lo mató fue provocado)
Si hubo fraude en las recién terminadas elecciones en Venezuela, no lo sé.
Lo que sí sé es que el Consejo Nacional Electoral (CNE) lo proclamó ganador de las elecciones con un 51.2%, seguido del opositor Edmundo González con un 44%. La solicitud de reconteo de los votos, para transparentar el proceso y legitimar el gobierno surgido de las urnas, es lo más recomendable. (La diferencia no fue abismal. Venezuela es hoy un país profundamente dividido. Maduro tendrá que negociar la paz y la gobernabilidad si quiere mantenerse en el poder los próximos seis años)
Una cosa es clara para mí: Maduro perdió las elecciones mucho antes de que fueran celebradas. Los estrategas de comunicación montaron una campaña mediática descomunal, en las cadenas internacionales de prensa, medios digitales, cadenas de televisión, etc. Había que ver los trabajos periodísticos de CNN, totalmente pendenciados, manipulados con falsedades y mentiras. Se creó una percepción imposible de combatir, porque Maduro ni sus aliados en el mundo tenían el poder para luchar contra esa percepción de triunfo de la oposición y derrota de Maduro.
Si el presidente Maduro perdía las elecciones, todo estaría bien. El proceso terminaría sin problemas; ahora bien, si Maduro ganaba, como en efecto, dice el Consejo Nacional Electoral que ganó, las protestas no pararían, el repudio de los gobiernos aliados de Estados Unidos, etc., no pararían, como está sucediendo, que hasta los “presidentes izquierdistas” de la región, por ganarse el favor de los “gringos”, le están haciendo el coro.
Se creó, insisto, una percepción mediática en contra de Maduro y del gobierno que encabeza, acusándolo de dictador, ladrón, asesino, etc., increíble, lo que no ocurre, por ejemplo, con el presidente de Israel, Benjamín Netanyahu, que, con el respaldo incondicional de Estados Unidos y de la ONU está produciendo un exterminio del pueblo palestino, bombardeando hospitales, escuelas, centros deportivos, universidades, etc., de manera despiadada ante los ojos del mundo sin que los mismos sectores que condenan a Maduro, que es, sin dudas, un “niño de teta” frente al fascista sionista que dirige Israel, Benjamín Netanyahu.
En unas elecciones se gana o se pierde. La minoría tiene que subordinarse a la mayoría. Regla de oro de la democracia. Claro, siempre y cuando le convenga a los grandes intereses capitalistas atrincherados en sus medios de comunicación y en las organizaciones que dirigen y controlan como las Naciones Unidas, la Organización de Estados Americanos, el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, etc.
No seamos ingenuos… (Aprendamos, en política, a ver más allá de la curva, como decía Peña Gómez)