Imagen de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) durante la IX Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la Celac, en Tegucigalpa, Honduras. (ARCHIVO UMBRAL.COM.DO)
Por César Dalmasi Guzmán / SERVICIOS UMBRAL
Latinoamérica se ha convertido en un escenario clave de competencia geopolítica entre Estados Unidos y China, donde el gigante asiático busca consolidar su posición como un socio global “amable” y no injerencista, especialmente tras el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca. En este contexto, el próximo 13 de mayo se celebrará en Beijing una cumbre de cancilleres de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) con China, un encuentro que se perfila como una oportunidad estratégica para fortalecer los vínculos comerciales y políticos entre ambas regiones.
Un recorrido por las cumbres anteriores
Desde la creación de la Celac en 2010, China ha mostrado un creciente interés en América Latina y el Caribe, impulsando su presencia a través de inversiones y cooperación en sectores estratégicos. En las anteriores cumbres bilaterales, el país asiático ha venido ampliando su agenda con iniciativas como las Nuevas Rutas de la Seda (BRI), que buscan promover la interconexión regional mediante infraestructura y comercio.
En las ediciones previas, la participación china se ha caracterizado por enfatizar el respeto a la soberanía y la no injerencia, un mensaje que ha resonado particularmente en gobiernos que buscan diversificar sus socios internacionales frente a la tradicional influencia estadounidense. La presencia creciente de Pekín ha ido acompañada del compromiso de financiar proyectos de energía renovable, transporte y manufactura, sectores que, además de estimular el desarrollo económico, permiten al país asiático asegurar el acceso a recursos naturales clave como litio, cobre y tierras raras.
La cumbre de 2025 y la estrategia china
La cita de este año se presenta en un momento de renovada tensión entre Washington y Pekín, con Trump retomando un estilo más confrontativo y su administración, liderada por figuras como Marco Rubio, buscando frenar la expansión china en la región. Sin embargo, la Celac es vista por Beijing como un “escenario ideal” para proyectar su diplomacia multilateral y ganar legitimidad en América Latina, un territorio históricamente bajo la esfera de influencia estadounidense.
Un dato significativo es la inédita participación de al menos cinco jefes de Estado —los presidentes de Brasil, Colombia, Uruguay, Chile y Honduras— en un foro tradicionalmente reservado para ministros de Relaciones Exteriores, lo que evidencia la importancia que la región otorga a la relación con China.
Los temas centrales del encuentro serán la “Interconexión eléctrica y energías renovables” y la “Integración comercial”, alineados con los objetivos de Pekín de afianzar las Nuevas Rutas de la Seda en Latinoamérica y garantizar el acceso a recursos estratégicos. Esta iniciativa ha generado tanto expectativas por las oportunidades de desarrollo como recelos por posibles riesgos de endeudamiento y dependencia.
La pugna diplomática y comercial
En los últimos años, China ha ganado terreno diplomático arrebatando alianzas a Taiwán en la región. Desde 2016, países como Panamá, República Dominicana, El Salvador, Nicaragua y Honduras han cambiado su reconocimiento a favor de Pekín. Actualmente, siete países latinoamericanos y caribeños mantienen relaciones oficiales con Taiwán, pero la presión china para aislar diplomáticamente a la isla persiste como un eje central en la estrategia regional de Beijing.
En el terreno comercial, Latinoamérica se ha convertido en un mercado crucial para China, especialmente ante los altibajos derivados de la guerra comercial con Estados Unidos. La región ofrece una alternativa para amortiguar el impacto de los aranceles impuestos por Washington y representa una oportunidad para que China se posicione como un socio para la industrialización en sectores de mayor valor agregado.
Un futuro con múltiples desafíos
Pese a los avances, expertos señalan que la capacidad de la Celac para acordar posiciones comunes es limitada, lo que no impide que existan amplias oportunidades para la cooperación. En un contexto donde la rivalidad entre Washington y Pekín se intensifica, América Latina y el Caribe se erigen como un terreno estratégico donde China busca consolidar su influencia no solo comercial, sino también tecnológica y diplomática.
La cumbre de mayo será, sin duda, un reflejo de estas tensiones y aspiraciones, marcando un nuevo capítulo en la compleja relación entre Latinoamérica, Estados Unidos y China, y en la redefinición del equilibrio geopolítico en la región.
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