Por Ángel F. Guzmán
Ciudad del Vaticano.- En el segundo día del cónclave que elegirá al sucesor del papa Francisco, los cardenales regresaron a la Capilla Sixtina para continuar con las votaciones en un ambiente de alta expectación y profunda división dentro de la Iglesia católica.
La primera y única votación del miércoles inaugural concluyó sin que ningún candidato alcanzara la mayoría de dos tercios necesaria para la elección, lo que se tradujo en una fumata negra, señal de que aún no hay «Habemus papam». El humo negro, sin sorpresas, refleja la compleja negociación entre los sectores «bergoglistas», seguidores del legado de Francisco, y los conservadores que apuestan por un cambio más centrado en la doctrina.
Los cardenales tienen previsto votar cuatro veces al día, dos en la mañana y dos en la tarde, y continuarán haciéndolo hasta que se alcance un consenso. Cada ronda de votaciones termina con la quema de las papeletas en una estufa especial, que mediante químicos produce el característico humo blanco o negro que indica si se ha elegido al nuevo pontífice.
La elección del papa suele tomar entre dos y cinco días, según estimaciones de los purpurados y observadores. Las elecciones de Benedicto XVI y Francisco se definieron en dos días, y la mayoría espera que esta ocasión no se extienda más allá de tres jornadas.
La solemnidad del cónclave se mantiene bajo riguroso secreto. Los detalles de las votaciones no se revelarán salvo que el futuro papa lo autorice. Los cardenales han jurado guardar confidencialidad y asumir el pontificado si son elegidos por “disposición divina”.
Con sus hábitos rojos, símbolo de la sangre de Cristo, los “príncipes de la Iglesia” se reunieron por primera vez ante el altar y proclamaron el tradicional “extra omnes” para iniciar el ritual que data de la Edad Media. Desde entonces, han quedado aislados del mundo exterior, sin acceso a internet, teléfonos ni medios de comunicación, hasta que se anuncie al nuevo papa.
El decano del Colegio Cardenalicio, Giovanni Battista Re, llamó en la misa previa al cónclave a “mantener la unidad de la Iglesia” y destacó que el futuro pontífice deberá enfrentar un “momento difícil, complejo y convulso”.
Francisco creó aproximadamente el 80% de los cardenales electores, conformando así el colegio más internacional de la historia, con purpurados de cerca de 70 países, muchos de los cuales se conocieron apenas al inicio del cónclave.
Entre los favoritos para suceder al papa argentino figura el italiano Pietro Parolin, su exsecretario de Estado, así como otros nombres como Pierbattista Pizzaballa (Italia), Peter Erdő (Hungría), Malcolm Ranjith (Sri Lanka) y Ángel Fernández Artime (España), según reportes del diario Il Messaggero.
Mientras el mundo espera la fumata blanca que anuncie al nuevo pastor de más de 1,400 millones de católicos, los cardenales continúan sus votaciones en la Capilla Sixtina, bajo el imponente fresco del Juicio Final de Miguel Ángel, en presencia de Dios y con la esperanza puesta en la unidad y renovación de la Iglesia.
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