Por Patricia Arache
Desde hace meses, observa con preocupación en redes sociales, particularmente en Facebook, unos videos en los que distintas personalidades, incluyendo al presidente de la República, Luis Abinader Corona, al gobernador del Banco Central, Héctor Valdez Albizu, así como a figuras de la televisión y de otros ámbitos públicos, promueven unas supuestas plataformas financieras, que estarían generando rápidos retornos millonarios a quienes invierten en ellas.
La IA, como la importante herramienta que es y que llegó al mundo para hacerlo más productivo, eficiente e innovador y, por tanto, para quedarse, no pierde méritos con los deepfakes. Como cualquier otra tecnología y las redes sociales mismas, nada de lo creado es malo o bueno por sí mismo, sino que depende de la utilidad que le de la persona que accede a ellas.
En República Dominicana ha habido, y me atrevo a decir que hay, muchos casos de estafas piramidales y otros esquemas fraudulentos que prometen grandes ganancias, sin riesgos o con riesgo mínimo, a cambio de inversiones iniciales.
Decenas de gente han quedado enganchadas y otras tantas siguen involucrándose en esas prácticas que, más tarde o más temprano, provocan incontables dolores de cabeza a los incautos que participantes como inversionistas ya las propias autoridades que, de alguna manera, deben impedir que eso ocurra.
Estos esquemas suelen atraer a personas con la promesa de rendimientos rápidos y altos, pero en realidad, el dinero de los nuevos inversores se utiliza para pagar a los anteriores, sin que haya un producto o servicio real que genere ingresos.
En más de una ocasión, vio el video (deepfake) en el que el presidente Abinader, figura invitando a quienes “lo encuentran” en las redes a invertir para cambiar pronto de vida… “Hablo de una cantidad con la que puedes dejar de trabajar”, se le oye decir. Es más, lo transcribo, in extenso:
“No sé cómo has encontrado este video, pero no te arrepentirás. He enviado una invitación a 50 personas, hay una oportunidad de ser parte de un proyecto que cambia la vida.
Cuando digo que es un cambio de vida, no me refiero solo a 300 dólares en ingresos. Hablo de una cantidad con la que puedes dejar de trabajar”.
Continúa el presidente, con el tono lo más apegado posible a su voz: “La plataforma de inversión ofrece una oportunidad única de empezar con tan sólo 250 dólares.
El acceso a esta plataforma está abierto a un número limitado de personas. La confianza en el éxito del proyecto garantiza el reembolso, si no puede ganar dinero.
Fecha prisa. Esta es la última oportunidad. ¡Únete a la plataforma hoy mismo y empieza a cambiar tu vida, ya!”. ¡Falso!
Es un video con una alta calidad visual, aunque con voz robótica, pero con tono igual o muy parecido a la del mandatario, elementos (visual-oral) que, aún sin estar muy bien coordinados entre sí y las formas gestuales, conforman una imagen. integral que a cualquiera se le hace difícil ya muchos hasta imposible, separar la creación artificial de la imagen real del mandatario. ¡Es el deepfake!
En otro caso, el gobernador del Banco Central, Valdez Albizu, supuestamente habla de una plataforma de esa institución, que estaría generando 6 millones de pesos dominicanos al año, a quienes inviertan sólo 15 mil pesos. <
Y van tan lejos que aseguran que esa plataforma genera ganancias continuas, en tan sólo 20 minutos después de haber realizado la primera inversión.
Así, hemos visto trabajos de edición de populares comunicadores y conocidos economistas en el que se resaltan las alegadas bondades de la inversión en línea, que per sé no están atadas al engaño ya la estafa, pero sobre las cuales se debe tener siempre mucha precaución a la hora de disponerse a realizar una inversión.
Lo más fácil casi nunca es lo más conveniente. Dude de quien le ofrece duplicar, triplicar, cuadruplicar, quintuplicar o elevar a escalas inimaginables su dinero, sin mayor esfuerzo, con el simple hecho de entrar a una plataforma y decirle a alguien más que lo haga. ¡Cuidado!
Esas promesas de alto y pronto rendimiento de su dinero, sin supuestos riesgos, son demasiadas buenas para ser verdad.