POR ROBERTO ROSADO FERNANDEZ
El buen docente promueve en el aula la lectura, independientemente de la asignatura que imparta y el nivel en el cual realice su labor.
Lo realizo desde las asignaturas que imparto en la universidad, lo hice en las que impartí en el nivel secundario y, además, cumplí el proceso de inducción a la lectura en el tiempo que trabajé como docente en el nivel primario con buenos y exitosos resultados. Mis exdiscípulos reconocen sus éxitos y lo comentan a menudo en espacios públicos y privados. Se sienten orgullosos de obtener esos aprendizajes.
La lectura introduce al discente en un proceso de autocomprensión y descubrimiento, tanto de lo que el autor comunica en el texto como de la apropiación de otros conocimientos derivados de dicha lectura, comparadas con la realidad en la que se desenvuelve.
A la lectura se le extrae riqueza debido a que se puede establecer un dialogo con cada idea contenida en las páginas que se lee. QUIEN LEE ADQUIERE EL DERECHO A HACER USO DE LA PALABRA, en cada escenario, por difícil que parezca ser.
El docente que utiliza como soporte para hacer comprender los contenidos programados para ser desarrollados en el aula, la lectura, garantiza de antemano la creación de un ambiente de aprendizaje y el desarrollo de un profesional competente, dotado de ideas que le ayudaran a ejercer su labor con calidad para beneficio propio y para la sociedad.
Cuando el docente ayuda a desarrollar la comprensión lectora a cualquier nivel y en cualquier área del saber logra que, a través de los documentos, los discentes se apropien de informaciones, hallazgos logrados por mentes brillantes de la humanidad. La tarea principal del docente es lograr conectar a sus discípulos con esas grandes luminarias del conocimiento universal.
A mayor frecuencia de lectura, mayor resultado, mayor aprendizaje y mejor hombre se le forma y entrega a la sociedad.
El docente que promueve la lectura y discute con sus discípulos sus resultados, ayuda a crear un ambiente de empatía que permanece en el tiempo en cada uno luego de adquirir una profesión.
Como docente, a todos los niveles, no siento arrepentimiento de utilizar en mis clases la lectura de texto como guía en cada encuentro con mis discentes, debido a que, a medida que avanzan en la carrera que cursan, reconocen su utilidad al conectarse con los sabios del mundo.
Es hora de incentivar la lectura para desarrollar la conciencia crítica en nuestros futuros profesionales, para beneficio de ellos y el resto de la sociedad.