“A correr fanáticos” Simón Alfonso Pemberton.
Por Ramón Luna
Aunque los proyectos presidenciales con miras al 2028 ya venían calentando los motores, el anuncio del reelecto presidente de la República Dominicana, Don Luis Rodolfo Abinader Corona, donde dejó meridianamente claro que en el 2028 se va para su casa, pone dichos proyectos a trabajar a todo vapor.
Del resultado del proceso electoral del pasado domingo hay poco que decir. Sin embargo, debo destacar algunos detalles que podrían recomponer todo el tablero político en el futuro inmediato.
El triunfo de Don Omar Fernández como senador del Distrito Nacional, más simbólico que práctico, debe generar más de una consecuencia y se puede reseñar como un triunfo de su agotado padre. Ahora el doctor Leonel Fernández, quien hará con la presidencia de la Fuerza del Pueblo como ha hecho con la Fundación Global, se enfocará en el proyecto presidencial de su vástago, quien se hace con la senaduría más representativa del país con apenas 32 años.
Definitivamente, la estrategia de vender a la fecunda promesa como un blanco de todo el poder del estado y equipararlo con el presidente de la república funcionó. Tampoco fue desdeñable, usar los ataques furibundos de Vinicio Castillo Semán a Don Omar como una eficaz herramienta de propaganda. Vinicito es otro, quien por amor a la patria, debiera desaparecer del escenario político.
Sería inmoral que ante una derrota tan vergonzosa, Don Guillermo Moreno siga aferrado a los chelitos que la Junta Central Electoral le entrega para el mantenimiento de su finquita.
Ah chelitos del erario público que rinden carajo!
También se confirmó que apostar a la candidatura del otrora reputadísimo fiscal del Distrito fue una jugada temeraria y extraña. En otro orden, el Distrito Nacional demostró que sus votantes no responden a propuestas partidarias ni son votos cautivos de nadie; sólo responden a los perfiles de los candidato. Antecedentes como el de Don Alfredo Pacheco y Domingo Contreras confirman lo dicho en el párrafo anterior.
“Aunque la mona se vista de seda, mona se queda”
Felix Bautista se consolidad como el único cacique que queda en la política vernácula de la República Dominicana y aunque le salva los muebles a Don Danilo Medina Sánchez, el Partido de la Liberación Dominicana no tocará poder por un buen rato.
Don Miguel Vargas, sepulturero del Partido Revolucionario Dominicano, no estaba ni se le esperaba.
Vaya cojones lo del exministro de Obras Públicas y Comunicaciones. No sé porque Don Miguel me trae a la memoria a Fofó y a Fofito.
En el exterior, donde el PRM ha tenido un triunfo rotundo, la Junta Central Electoral no da pie con bola. La participación de un 21% del electorado en el 2020, año de la pandemia, disimuló que las políticas del organismo rector de las elecciones para incentivar el voto allende los mares va de fracaso en fracaso. Que sólo haya votado un 25% así lo confirma.
Dos retos acechan al partido oficialista: gestionar tanto poder sin incurrir en los errores en los cayeron otros partidos del pasado reciente y encontrar un candidato que se pueda calzar las botas del actual presidente.
Luís ha sido tanto Luís, que a algunos candidatos les fue suficiente con engancharse a su figura para ganar o retener sus candidaturas. En futuros procesos necesitarán más saliva, si quieren tragar más hojaldres.
Si el país está listo para ser gobernado por una mujer, lo sabremos pronto.
Doña Carolina Mejía tiene todos los meritos para optar a la “Silla de Alfileres”. Sin embargo, lo más importante es que dispone de un equipo político que sabe bien donde se bate el cobre y tiene meritos propios. Hace mucho que la alcaldesa del Distrito Nacional dejó de ser la hija de taita.
No os desespereis, en cuatro añitos lo sabremos.
En mi humilde opinión, que podría ser equivocada, necesita el PRM un gobierno con más perfiles políticos, retener el apoyo de la clase media y dar respuestas a las solicitudes de algunos compañeros que llevan cuatro años en el círculo de espera.
No debemos olvidar que en el 2028 el partido acusará el desgaste propio de ocho años de gobierno y compensar dicho desgaste requerirá de los mejores efuerzos, de estrategias quirúrgicamente diseñadas y propuestas viables.
Si veinte años no es nada, imagínate cuatro!!