Por Arturo G. Luciano
Bogotá, Colombia – El presidente Gustavo Petro se posiciona como un actor clave en el avance de una nueva oleada progresista en América Latina y el Caribe, asumiendo la presidencia pro tempore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC). Este año 2025 se presenta como un hito importante para la integración y concertación en el continente, y la agenda que propone Petro podría ser una oportunidad dorada para fortalecer la unidad latinoamericana.
Por primera vez en la historia, Colombia asume la presidencia de la CELAC bajo el liderazgo de Petro, quien ha desafiado las convenciones del multilateralismo en un contexto de crisis, al tiempo que promueve un proyecto regional que busca integrar a América Latina y el Caribe de manera efectiva. Su propuesta se centra en construir una agenda común que proyecte la unidad de la región hacia el mundo.
La política exterior progresista de Colombia, basada en los principios de la Constitución de 1991, ha llevado al país a ser elegido para presidir otros cuatro mecanismos de integración en 2025: la Comunidad Andina (CAN), la Alianza del Pacífico, la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y la Asociación de Estados del Caribe (AEC). Petro también ejerce la secretaría general de la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA), lo que resalta su compromiso con la cooperación regional.
En contraste con la “agenda de la soledad” promovida por administraciones como la de Donald Trump, que prioriza negociaciones bilaterales y presiones unilaterales, Petro busca revitalizar el multilateralismo latinoamericano. Uno de los primeros anuncios de su presidencia en la CELAC incluye un calendario de diálogos con actores globales, que comenzará con un encuentro con China el 13 de mayo y continuará con una serie de cumbres en diferentes contextos durante el año.
Petro ha enfatizado que la migración debe abordarse desde sus causas estructurales y no desde la criminalización. “La soledad son las cadenas”, afirmó, aludiendo a la necesidad de una ayuda común que permita superar los problemas de fondo, en lugar de limitarse a discutir la migración y los bloqueos. Su enfoque incluye la superación de la fallida guerra contra las drogas, buscando desarrollar comunidades y sustituir economías ilícitas.
La meta de Colombia es que la CELAC pase de la concertación a la acción, adoptando el concepto de “consenso suficiente” utilizado en la Unión Europea para facilitar la toma de decisiones. Entre las propuestas de la nueva presidencia pro tempore se encuentran la creación de grupos de trabajo voluntarios entre países miembros para abordar temas cruciales como la lucha contra la criminalidad organizada, el fortalecimiento democrático de Haití, la eliminación de bloqueos a Cuba y Venezuela, y el desarrollo de una agencia de medicamentos regional.
Además, la agenda incluye esfuerzos por conectar la región mediante energías limpias, el desarrollo de inteligencia artificial y la protección de la Amazonía, un pilar climático fundamental. La CELAC, al ser el único organismo que reúne a 33 naciones latinoamericanas y caribeñas, tiene la capacidad de fungir como “Canciller” de la región y de abordar las tensiones con Estados Unidos desde una perspectiva unificada.
Con la IX Cumbre de Jefas y Jefes de Estado y de Gobierno celebrada en Tegucigalpa, la CELAC ha dado un paso significativo hacia la consolidación de su agenda común, incluso planteando que un nacional de un Estado miembro ocupe la Secretaría General de la ONU. La presidencia pro tempore de Colombia representa una gran oportunidad para que Petro lidere la construcción de la unidad continental, dependiendo de la alineación con su estrategia ambiciosa y de la voluntad de los líderes de la región para dialogar constructivamente.
En definitiva, el momento actual se presenta como uno de los más propicios para que Colombia asuma un rol protagónico en la integración latinoamericana, evocando la visión de Simón Bolívar y el espíritu de la Gran Colombia, a medida que se aproxima el bicentenario del Congreso Anfictiónico de Panamá. La propuesta de Petro de recrear este evento con resultados positivos para el continente podría marcar un nuevo capítulo en la historia de la integración regional.