Por Ángel F. Guzmán
Washington, 5 de abril. – Miles de estadounidenses salieron este sábado a las calles en más de 1,200 ciudades para protestar contra las controvertidas políticas del presidente Donald Trump, en una jornada nacional bautizada como «Hands Off» (Manos Fuera). Las manifestaciones, que según organizadores solo son comparables en magnitud a las del movimiento Black Lives Matter tras la muerte de George Floyd en 2020, reflejaron el creciente descontento con medidas que afectan desde programas sociales hasta derechos de minorías.
Un malestar multifacético
Las pancartas en ciudades como Los Ángeles, Miami y Nueva York dejaron claro el amplio espectro de reclamos:
– Recortes a Medicare y la Seguridad Social
– Redadas migratorias y deportaciones masivas
– Eliminación de protecciones para personas transgénero
– Despidos en agencias federales y privatizaciones
«Esto no es solo por una ley o un decreto; es por el rumbo que está tomando el país», declaró Mark Friedman, activista en Los Ángeles. En Florida, Todd Katzman explicó su participación: «Vine porque no podemos permitir que arrinconen a inmigrantes y a la comunidad LGBTQ».
La economía como detonante
El anuncio de nuevos aranceles comerciales –que Trump defendió como «necesarios para reactivar la industria local»– exacerbó la indignación. El Dow Jones registró esta semana su segunda mayor caída desde 2020, generando temores sobre alzas de precios. Críticos señalaron la ironía de que, mientras los mercados se desplomaban, el mandatario pasaba horas en un campo de golf.
Reacción oficial y solidaridad global
La Casa Blanca restó importancia a las protestas. «Nada detendrá al presidente en su misión de hacer el gobierno más eficiente», afirmó la secretaria de prensa Karoline Leavitt. Sin embargo, el movimiento trascendió fronteras: Berlín, París y Londres albergaron actos de repudio, muchos enfocados también en Elon Musk, cuyo respaldo a las privatizaciones y despidos masivos lo ha convertido en blanco de críticas.
Congresistas demócratas se sumaron a las movilizaciones, advirtiendo sobre el «peligro de normalizar recortes a derechos básicos». En Miami, el Herald documentó marchas que bloquearon avenidas principales, mientras en Hollywood (Florida) familias enteras portaban carteles con lemas como «Nuestras vidas no son negociables».
Los organizadores prometen mantener la presión. «Que nadie se equivoque: esto es solo el principio», advirtió Friedman. Con elecciones en el horizonte, la pregunta es si el descontento callejero se traducirá en cambios políticos.