Por Servicios Umbral.com.do
En su ya común posicionamiento con los gobiernos más reaccionarios, el presidente de la República Dominicana, Luis Abinader, inauguró ayer la séptima edición del Encuentro Regional del Centro de Análisis para Políticas Públicas (CAPP), un evento que reunió a diez expresidentes de derecha de Iberoamérica. Durante el encuentro, los líderes discutieron los desafíos económicos, tecnológicos y políticos que enfrenta la región, pero también se unieron en su rechazo a los gobiernos y líderes de izquierda, a quienes acusan de “coartar libertades y empobrecer a sus pueblos”.
Abinader, en su discurso, criticó la tendencia al continuismo en la política latinoamericana, señalando que este fenómeno ha llevado a revoluciones, golpes de estado y polarización social. Sin embargo, su elección de asociarse con figuras políticas de la derecha más reaccionaria de la región ha suscitado cuestionamientos sobre su compromiso con un enfoque inclusivo que busque tender puentes con gobiernos progresistas.
El exmandatario colombiano, Iván Duque, quien también participó en el evento, elogió el papel de la República Dominicana en la condena internacional al gobierno de Venezuela, reforzando la postura de Abinader de alinearse con la administración estadounidense y sus aliados en la región. Duque advirtió sobre las amenazas al sistema democrático en América Latina, enfatizando que la prosperidad solo se logra en un marco de libertades y democracia.
Es bueno recordar, que Iván Duque expresidente de Colombia tiene sus manos manchadas de sangre y que es uno de los aliados del gobierno del PRM.
La reunión, que incluyó a figuras como Mariano Rajoy de España y Guillermo Lasso de Ecuador, se centró en la crítica al Foro de São Paulo y al Grupo de Puebla, considerados por los expresidentes como movimientos que han empobrecido a los países donde han gobernado. Esta retórica, olvida que el expresidente Mariano Rajoy tuvo que renunciar del gobierno de España, porque a su Partido Popular lo condenaron por corrupción cuando el era el presidente de esa organización, e ignoran las realidades de los gobiernos progresistas que han buscado alternativas al neoliberalismo, plantea interrogantes sobre la visión política de Abinader y su disposición a colaborar con un espectro político más amplio.
Mientras los expresidentes de derecha abogan por un enfoque de mercado y critican el “populismo”, Abinader parece optar por una estrategia que lo alinea con los sectores más conservadores de la política regional, en lugar de buscar un diálogo constructivo con aquellos que promueven políticas inclusivas y de desarrollo social.
Este encuentro no solo resalta la postura de Abinader frente a la política regional, sino que también pone de manifiesto su deseo de ser visto como un aliado cercano de Estados Unidos, en un contexto donde la polarización política en América Latina se intensifica. La pregunta que queda en el aire es si esta estrategia realmente beneficiará a la República Dominicana o si, por el contrario, la aislará de las oportunidades de colaboración con gobiernos que buscan un cambio progresista en la región.