La falta de una reflexión profunda por parte de los distintos actores involucrados en esta decisión es alarmante. La Asociación Dominicana de Profesores (ADP) y las asociaciones de padres deben plantarse con energía y determinación frente a esta medida. Es fundamental que se genere un amplio movimiento de oposición que exija al gobierno reconsiderar su postura, tal como se hizo en su momento contra la Reforma Fiscal. La educación no puede ser tratada como un mero asunto administrativo; es un pilar fundamental para el futuro del país.
Por Julio Guzmán Acosta
La reciente decisión del presidente Luis Abinader de unificar los Ministerios de Educación y de Educación Superior, Ciencia y Tecnología ha generado un torrente de críticas y preocupaciones en diversos sectores de la sociedad dominicana. Aunque la intención de optimizar recursos y evitar redundancias administrativas puede parecer razonable en un momento que se requiere austeridad, la realidad es que esta medida podría acentuar los problemas crónicos que ya enfrenta nuestro sistema educativo.
Cada uno de estos ministerios opera bajo lógicas y dinámicas propias, reflejando las necesidades y realidades de los niveles de educación que abarcan. El Ministerio de Educación se centra en la educación básica, un sector que ya lidia con múltiples desafíos: la falta de infraestructura adecuada, la capacitación insuficiente de los docentes y los recursos limitados para los estudiantes son solo algunos de los problemas que requieren atención urgente. Por otro lado, el Ministerio de Educación Superior, Ciencia y Tecnología se ocupa de un ámbito completamente diferente, comprometido con la investigación, la innovación y el desarrollo de un capital humano altamente cualificado. La unificación de estas entidades no solo diluye sus enfoques específicos, sino que también corre el riesgo de convertir en burocracia interna los aportes vitales que cada uno puede ofrecer al desarrollo del país.
La falta de una reflexión profunda por parte de los distintos actores involucrados en esta decisión es alarmante. La Asociación Dominicana de Profesores (ADP) y las asociaciones de padres deben plantarse con energía y determinación frente a esta medida. Es fundamental que se genere un amplio movimiento de oposición que exija al gobierno reconsiderar su postura, tal como se hizo en su momento contra la Reforma Fiscal. La educación no puede ser tratada como un mero asunto administrativo; es un pilar fundamental para el futuro del país.
La unificación de estos ministerios podría llevar a una mayor confusión y desorganización en un sistema que ya se encuentra en crisis. Los problemas estructurales que afectan la educación básica no se resolverán simplemente fusionando ministerios. Por el contrario, esta decisión podría hacer que los problemas se exacerben, ya que los recursos destinados a la educación superior podrían verse absorbidos por las necesidades urgentes de la educación básica, sin que se logre una mejora significativa en ninguno de los dos niveles.
Es imperativo que la sociedad civil, los educadores y los padres se unan para denunciar esta medida y exigir decisiones con un fin más estratégico, y no por necesidades de un momento. La educación es un derecho fundamental y un motor de desarrollo, y no puede ser sacrificada en el altar de la burocracia. La unificación de estos dos ministerios, en lugar de ser una solución, podría convertirse en un obstáculo que impida el avance hacia un sistema educativo más justo y eficaz.
En resumen, la decisión de unificar los Ministerios de Educación y de Educación Superior, Ciencia y Tecnología es un paso atrás para el sistema educativo dominicano. Es hora de que los actores involucrados reflexionen sobre las implicaciones de esta medida y se movilicen para exigir un cambio. La educación de nuestros niños y jóvenes no debe ser un tema de improvisación; merece un enfoque claro, específico y comprometido que garantice su desarrollo y el futuro del país.