El inmoral bloqueo a Cuba es un acto de guerra económica en tiempo de paz, acusa el canciller cubano
Por Servicios Umbral.com.do
NACIONES UNIDAS. En un ambiente de intensa expectativa, la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) abrió este martes un debate crucial sobre el impacto del bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos a Cuba desde hace más de seis décadas. Durante dos jornadas, representantes de países de todo el mundo se han congregado en el emblemático edificio de la ONU en Nueva York para discutir las repercusiones de esta política sobre la isla caribeña y su población.
Este miércoles, 30 de octubre, se llevó a cabo la votación y el resultado ha sido 187 votos a favor del levantamiento del embargo, 2 votos en contra (Estados Unidos e Israel) y una abstención (Moldavia). La jornada ha estado marcada por intervenciones contundentes de varios países y bloques de integración que han expresado su apoyo a la nación cubana y su rechazo a las medidas unilaterales impuestas por Washington.
La Asamblea General de la ONU pide una vez más el fin del bloqueo económico que Estados Unidos impone al país caribeño desde 1962. A partir de1992, el máximo órgano deliberativo viene refutando categóricamente cada año esta violación a la Carta de las Naciones Unidas. La resolución de hoy obtuvo 187 votos a favor, 2 en contra y una abstención.
La Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), representada por Honduras, que actualmente ejerce la presidencia ‘pro tempore’, fue una de las primeras en alzar la voz. En un discurso cargado de emotividad, el representante hondureño enfatizó que “la política de sanciones de EE. UU. obstaculiza el desarrollo cubano y perjudica el bienestar de su población”. Su intervención resonó en la sala, donde numerosos delegados asintieron en señal de acuerdo.
No solo CELAC se ha manifestado; la Comunidad del Caribe (CARICOM) también se unió al clamor. El representante de Granada abogó por la eliminación de las sanciones, calificándolas de “carentes de justificación legítima”. La solidaridad con Cuba se ha extendido más allá de la región, con el representante de Singapur, hablando en nombre de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), quien destacó que el bloqueo ha “imposibilitado la transacción, remesas y turismo”, afectando drásticamente la vida cotidiana de los cubanos.
El Movimiento de Países No Alineados (MNOAL) también hizo eco de estas preocupaciones. Uganda, como portavoz del grupo, condenó el embargo como una “medida ilícita” que infringe los principios del derecho internacional. En su intervención, subrayó que el bloqueo representa un obstáculo significativo para el acceso a internet y limita el desarrollo de relaciones científicas, lo que afecta a la isla y sus aspiraciones de progreso.
Entre las voces que se han sumado a esta demanda, se destacó el representante permanente de Rusia en la ONU, quien argumentó que el bloqueo limita los derechos de casi 200 Estados que desean establecer relaciones comerciales con Cuba. De igual manera, el delegado mexicano, Héctor Vasconcelos, describió las restricciones como “injustificables e injustas”, abogando por su suspensión inmediata.
El clamor por la justicia se hizo más fuerte con las palabras del ministro de Relaciones Exteriores de Brasil, Mauro Vieira, quien instó a EE. UU. a retirar las sanciones y fomentar un diálogo constructivo basado en el respeto mutuo. Las declaraciones de apoyo se acumulan mientras el tiempo avanza hacia la votación que determinará el futuro de la política estadounidense hacia Cuba.
Un reciente informe presentado por La Habana expone la magnitud del daño causado por el bloqueo: pérdidas que ascienden a 5.056,8 millones de dólares en un período de un año, lo que equivale a más de 421 millones de dólares mensuales. En total, los daños acumulados durante más de seis décadas se estiman en 164.141,1 millones de dólares, una cifra que refleja el profundo impacto de estas políticas en el desarrollo y bienestar del pueblo cubano.
A medida que se acerca el cierre del debate, la tensión en la sala de la Asamblea General es palpable. Las voces unidas de los países miembros resuenan con un mensaje claro: el llamado a la paz y a la justicia debe prevalecer sobre las políticas de aislamiento y sanciones. La atención del mundo está puesta en la ONU, donde el futuro de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos podría estar en juego. La votación de mañana será un momento decisivo que podría marcar un nuevo capítulo en la historia de la isla y su lucha por la soberanía y el desarrollo.