Es motivo de justificada indignación de parte de los nacionales de un país como el dominicano, ver a su gobierno involucrado en una conjura propiciada por el mismo imperio que en otras tantas ocasiones nos ha agredido.
RAMON A. (NEGRO) VERAS
1.- En Venezuela, los partidos políticos que participaron en el proceso electoral que culminó el 28 de julio próximo pasado, 2024, todos, sin excepción, aceptaron como árbitro al Consejo Nacional Electoral.
2.- Ningún candidato se opuso a que el CNE procediera libremente a tomar determinación, a decir, quién resultó ser el ganador.
3.- Una vez el tribunal electoral emitió resolución declarando ganador a Nicolás Maduro, entonces vinieron las impugnaciones por parte de la oposición interna que había intervenido en los comicios, así como por el Departamento de Estado, la OEA, la Unión Europea y gobiernos de la región subordinados a la política exterior de los Estados Unidos.
4.- Luego de lo decidido por el Consejo Nacional Electoral, el Gobierno Central de Venezuela, presidido por Nicolás Maduro, apoderó al Tribunal Supremo de Justicia, de un recurso contencioso electoral, el cual concluyó con un fallo ratificando lo que había decidido el CNE.
5.- Lo aprobado por el Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela ha sido rechazado de manera conjunta por once (11) países de América Latina, incluyendo, como es natural, a los Estados Unidos.
6.- La desaprobación a lo juzgado por las legítimas instituciones de Venezuela, con relación a los comicios presidenciales del 28 de julio, se ha convertido en una conspiración con la argumentación de desmentir lo legalmente juzgado.
7.- Para quien cree en la autodeterminación, en el derecho de cada nación a decidir por sí misma su destino, no debe participar haciendo la función de tomar parte en un asunto que no es de su competencia.
8.- Lo que se está comprobando es que la ultraderecha venezolana, e indirectamente los Estados Unidos, participaron con cartas marcadas, con fines ocultos, en el proceso electoral venezolano.
9.- La derecha y el imperio sabían por anticipado que Nicolás Maduro, resultaría ganador, pero participaron para ahora gritar ¡fraude!
10.- Lo grave de todo esto es que aceptar las impugnaciones que ahora se le hace a lo decidido por las legítimas instituciones de Venezuela, es abrir un espacio para ilegitimar cualquier proceso electoral que no sea conveniente a los intereses de la minoría nativa y a los Estados Unidos.
11.- Debe ser rechazada de manera firme la intromisión que los Estados Unidos y sus gobiernos subordinados están haciendo contra lo establecido por las legítimas organizaciones del Estado de Venezuela.
12.- No reconocer la validez de lo juzgado por la jurisdicción idónea de Venezuela, es degradar la independencia del órgano de un gobierno que ejerce la autoridad legítima de una nación independiente.
13.- Es motivo de justificada indignación de parte de los nacionales de un país como el dominicano, ver a su gobierno involucrado en una conjura propiciada por el mismo imperio que en otras tantas ocasiones nos ha agredido.
14.- Se ve feo prestarse a echar por el suelo el principio de la no intervención para hacerle el juego a las pretensiones de Estados Unidos de volver a poseer el dominio sobre el petróleo, el oro, el gas y otros recursos naturales del pueblo venezolano.
15.- Las ciudadanas y los ciudadanos venezolanos que participaron en el proceso electoral que culminó el pasado 28 de julio, son los únicos con calidad, por órgano de sus partidos y representantes legales, a impugnar lo decidido por el Consejo Nacional Electoral. Aquellos que en el plano internacional se mueven gritando fraude, no hacen otra cosa que formar parte de una conspiración urdida por la ultraderecha venezolana y el imperio.
16.- Es atentar contra la independencia nacional de Venezuela, y el ejercicio de su soberanía sin limitaciones, querer intervenir en lo que deciden sus instituciones en los marcos de la vigente Constitución política.