Su irrupción en los años sesenta le llevó al estrellato con películas como ‘Rocco y sus hermanos’ o ‘El gatopardo’. La cinematografía francesa y europea de la segunda mitad del siglo XX no se entienden sin su figura
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Alain Delon, el emblemático actor francés, ha dejado un vacío inmenso en el mundo del cine con su partida a los 88 años. Su legado es una amalgama de interpretaciones que definieron el cine francés y europeo durante décadas.
Nacido en Sceaux, Delon no solo se convirtió en un ícono de la gran pantalla por su talento, sino también por su presencia magnética y su estilo inconfundible. Su debut en el cine en 1957 con “¡Quand la femme s’en mêle!” de Yves Allégret, fue solo el comienzo de una carrera estelar que lo llevaría a trabajar con algunos de los directores más influyentes de su tiempo, incluyendo a Luchino Visconti, Michelangelo Antonioni y Jean-Pierre Melville.
La filmografía de Delon es extensa y variada, destacándose en roles que iban desde galanes seductores hasta personajes complejos y moralmente ambiguos. Películas como “Rocco y sus hermanos” y “El gatopardo” no solo son consideradas obras maestras del cine, sino que también son testimonio de la habilidad de Delon para capturar la esencia de sus personajes. Su interpretación de Tom Ripley en “Plein Soleil” es particularmente notable, mostrando su capacidad para encarnar la psicología de un personaje complicado con una facilidad aparentemente sin esfuerzo.
ás allá de su carrera en el cine, Delon fue una figura cultural, cuya belleza y carisma lo convirtieron en un fenómeno. Sin embargo, su vida no estuvo exenta de controversias.
Las acusaciones de racismo, homofobia y misoginia mancharon su reputación, especialmente en los últimos años, y la polémica rodeó su premio en Cannes en 2019. A pesar de esto, Delon se mantuvo firme en su amor por el cine hasta el final, despidiéndose del mundo del espectáculo con una Palma de Honor y unas palabras que resonaron como un adiós definitivo a una vida dedicada al arte de la actuación.
La muerte de Alain Delon marca el fin de una era para el cine francés, una era en la que su presencia en la pantalla grande fue sinónimo de elegancia y profundidad artística. Su partida es sentida no solo por su familia, quienes han pedido privacidad en este momento difícil, sino también por innumerables admiradores y colegas que hoy recuerdan su extraordinaria contribución al séptimo arte. Con su fallecimiento, Delon deja tras de sí un legado cinematográfico impresionante y un lugar indiscutible en la historia del cine mundial.